
Portada de Con C de Cthulhu. Créditos: Diábolo Ediciones.
No pude evitar la tentación, la verdad. Se que no soy el público objetivo del siguiente libro, pero tenía que disfrutarlo lo antes posible. Hablamos de Con C de Cthulhu, de Diábolo Ediciones.
Nada más ver la portada, se sabe que estamos ante un libro infantil, pero la curiosidad pudo con todo: ¿Cómo puede llegar el mundo de los primigenios al conocimiento de las criaturas más pequeñas de la casa?
Estaba esperando la oportunidad de ver cómo sería disfrutar de un libro así pero, por mucho que lo intentaba, no veía el momento. El destino puso la oportunidad ante mí.

Debido a un acontecimiento fortuito, tuve que cambiar unos planes para pasar tiempo con una pequeña persona de seis años. Estaba dando vueltas a que haríamos para entretenernos y mi chica puso orden con una frase: ¿Por qué no leéis el cuento nuevo?
Con C de Cthulhu: primigenios para divertirse
Y ese cuento nuevo es este Con C de Cthulhu. Da la casualidad que los monstruos son uno de los temas favoritos de esta pequeña fiera por lo que todo parecía que sería coser y cantar…
Y la verdad es que si lo fue. Durante casi una hora completa estuvimos disfrutando de cada una de las acepciones de este pequeño diccionario monstruoso.
Con un estilo ameno y divertido, las creaciones de Lovecraft toman un nuevo sentido ante los ojos de un niño. La maldad y la pérdida de cordura no dan lugar más que a la ilusión por descubrir un nuevo monstruo para añadir a su repertorio.
No tengo una respuesta clara sobre quien de los dos se lo pasó mejor en ese rato de lectura de cuento. Es cierto que el público objetivo es él, pero creo que la cosa es más compleja…
A mis casi 40 años soy muy consciente de que el libro no está destinado para mí, las cosas como son. Entonces, ¿estoy excluido de la diversión? Yo creo firmemente que no. Me he divertido muchísimo, pero contagiado por la ilusión, la curiosidad y el asombro del pequeño que tenía delante.

Cada página de este abecedario trae nuevas preguntas para quien lo descubre y, no contento con eso, abre la mente a posibilidades nuevas al proponer a una criatura diferente cada vez. El límite está siempre en la imaginación de quien mira…
Pero no sólo hablamos aquí de monstruos o criaturas. También hay espacio para lugares o personas como el mismo Lovecraft (que prefiere ser llamado H.P.). El mundo que este autor creó durante su vida es muy rico en variaciones y alternativas, donde todo puede ocurrir y nada sería raro.
Es verdad que tengo que poner un pequeño pero al libro (no todo podía ser maravilloso, ya lo siento) y es que alguna terminología que, si ya es difícil para un adulto, para un niño puede resultar enrevesada. Tengamos en cuenta que desde hace años no sabemos si se pronuncia «Chulu», «Katulu» o «Katulju».
Las ilustraciones de las que consta el libro son increíbles. Es un trabajo genial mostrando todas las particularidades de la criatura o la persona, pero con un cariz enternecedor sin intención alguna de asustar.

Gracias a este (primigenio) abecedario, he podido disfrutar como un niño pequeño abriendo las puertas de un mundo increíble a una criatura más joven. Y, además, he podido recordarme algo a mí mismo mientras veía a este muchacho leer cada página: que sea un libro sobre monstruos, no implica que esté ligado al miedo. Es la edad adulta la que te hace comprender hasta qué punto puedes asustarte.
Hacía mucho que no tenía un rato monstruoso sin nada que temer, así que agradezco a este muchachito que me protegiese cuando hacía falta…
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Actor y director teatral con veinte años de experiencia a bordo de la compañía Baypass, que él mismo fundó. Miembro de la organización de la Feria del libro de Parla y técnico de cabecera en Estelar Media. Lee libros y cómics con la misma pasión que disfruta de un concierto o de una buena sesión de cine. ISNI 0000 0005 1808 8693