¡Por fin! Tras dos años sin tener Cómic Barcelona el festival de viñetas más importante de Cataluña volvió a celebrarse, y nos pilló a todos con ganas. Según la organización acudimos más de 110 000 visitantes para disfrutar de tres días de historias, cosplay, charlas y exposiciones. Pero este artículo (primero de tres) no os va a contar qué hubo, todos los que acudieron ya lo saben y lo que no seguramente lo hayan podido ver en las redes sociales, estas letras son una experiencia más personal.
Vamos a ello.
Aunque este evento abra sus puertas un viernes en realidad para muchos lo hace semanas antes, ya que hay que preparar los materiales, anunciar la presencia en redes, mandar informaciones y por supuesto el montaje del jueves del que se habla poco pero sin el que no hay evento que valga. Así que tras estar unas horas en el e-Show tocó entrar al pabellón que al día siguiente alojaría el stand de LetraBlanka para junto a Toni Kudo, editor y fundador, dejarlo todo preparado para las tres jornadas que estaban por venir.
El viernes por la mañana nos sorprendió a todos, es cuando suelen acudir los colegios y no es que sean un público que adquiera demasiado material. En general, como todos de pequeños al ir de excursión, pasean y miran, pero en esta ocasión la respuesta fue muy distinta al igual que la presencia de adultos que fue mayor de lo habitual. Y se notaba que el público había extrañado tener un Cómic BCN al que acudir, sí, es verdad que se habían realizado dos ediciones online pero ni de lejos es una experiencia similar a ir en vivo y en directo.
Pero si el viernes por la mañana fue una sorpresa agradable para todos la tarde fue una decepción. Me explico, el viernes por la tarde siempre es un día fuerte en cualquier evento, con una gran asistencia, ventas, firmas, ambiente… pero no en esta ocasión. Fueron unas horas demasiado tranquilas, con muy poca asistencia y apenas movimiento. Sí, claro que hubo gente, no estábamos solos los profesionales aburriéndonos, pero por mi experiencia en años anteriores mucha menos que en otras ocasiones (y este es uno de los motivos que me hagan dudar de la cifra de 110 000 visitantes).
Por suerte el sábado este tropiezo se saldó, con matices, pero desde primera hora de la mañana y hasta el cierre se veía gentío, había movimiento se hicieron ventas, las colas de autores no pararon y ya se podía sentir que en toda regla el Cómic BCN había vuelto. Si bien esto es cierto también lo es que en varios aspectos se notaba que era un evento más flojo que en otras ocasiones y en parte algo precipitado, una sensación que compartíamos varios de los profesionales asistentes y que puede perdonarse ya que hasta hace no tanto hemos tenido severas restricciones por la pandemia, y es más que evidente que la organización no debía tener del todo claro si podría o no realizar esta edición.
Pero se hizo, una vez más la Fira de Barcelona (que no la ciudad, como sí sucede en otros sitios) se llenó de viñetas, de historias, de grupos de amigos, de familias y de curiosos. Se cumplieron cuarenta años de Salón (como todavía lo llamamos los que vamos peinando canas) y por suerte se pudo celebrar de la forma en que debía hacerse, con un evento multitudinario, lleno de autores y lectores, muchos cómics y multitud de anécdotas.