Cien por cien recomendable

Publicado originalmente en enero de 2016, recopilando los grapas 7 a 12 del Star Wars de Marvel, La hora de la verdad en la Luna de los Contrabandistas llega a nuestras estanterías de la mano de Planeta Comic. Se añade así al tomo primero de la serie, y se suma a los tomos uno y dos de Kanan y Darth Vader.

Aunque un poco tarde (los volúmenes en inglés van cuatro tomos adelantados a día de hoy), la edición es tan impecable como lo fue la recopilación del tomo primero. Bien cuidado el papel, bien cuidada la traducción, y bien cuidado el formato. De hecho, nada que envidiar a las versiones publicadas por Marvel: los compendios de Planeta quedan mucho mejor en la estantería.

Lo mejor del tomo es la historia previa al arco argumental en sí: un fragmento del diario de Obi-Wan Kenobi encontrado por Luke Skywalker en su casa de Tatooine. Este será el primero de tres capítulos sobre el último de los Jedi protegiendo al hijo de la Fuerza. Una historia digna de ser leída, pero con mucho más sentido cuando se relee con sus secuelas — ¿veremos una pequeña publicación del diario más adelante?

La trama de este libro dos es Marvel-Star Wars total y no decepciona para nada. Mientras que Leia y Han han de enfrentarse a la exmujer de este y a una flota Imperial que les sigue los talones, Luke busca una ruta hacia el Templo Jedi de Coruscant para así buscar pistas que le lleven por la senda que, como su padre, debería tomar. Esta ruta es más fácil de encontrar en Nar Shaddaa, la peligrosa Luna de los Contrabandistas, donde la ley está más allá de la Mano del Emperador. Allí Luke será capturado por Grukka el Hutt, coleccionista de Jedi, y que verá al joven aprendiz como una gran adquisición a su colección.

Vamos a dejar las cosas claras para poder comentar un par de cositas que hacen de especial este cómic. Es guay, es muy guay. Es muy emocionante, tiene escenas memorabilísimas, nuevos personajes con impacto, y es en general una gran adición a la saga. No comentar nada más de la trama ni del desarrollo en sí.

Lo que sí querría mencionar es lo importante que es este cómic para entender cómo los miembros del grupo de historia de Lucasfilm intentan reencaminar la saga al motiv que tenía la trilogía original. Sobre todo con lo que conlleva a los Jedi y la Fuerza:

La trilogía de precuelas tomó algo místico y arcano y lo convirtió en la religión principal de una galaxia donde los Jedi aparecen hasta en la sopa. La magia y el misticismo que suponía la Fuerza en Una nueva esperanza desaparecen… y aquí vuelve a recuperarse. ¿Qué es la Fuerza, cómo se controla, y quiénes eran los Jedi? Eso es lo que se preguntan diferentes personajes de una sociedad en la que el Imperio ha intentado borrar de la faz de la galaxia cualquier existencia de estos seres. Y de este sentimiento quedan impregnadas las páginas — cosa que es de agradecer.

Gracias al Hacedor (como diría 3PO) las nuevas películas, series y novelas de la saga están siguiendo este ritmo. Bravo y gracias, Lucasfilm.

Por otro lado, agradecemos los seguidores de la saga que los nuevos autores recopilen y traigan de nuevo a la vida conceptos que ya habían desaparecido del canon. Nar Shaddaa, la Luna de los Contrabandistas, es de los planetas principales de las leyendas en SW: desde que aparecieron en las novelas durante los ’80, a los cómics de los ’90 y videojuegos tan emblemáticos como Jedi Knight: Jedi Outcast y la saga Knights of the Old Republic. Con las páginas de este tomo se puede apreciar como esa sensación, ese universo, va volviendo a la vida.

Importante también la aparición de dos personajes, uno que no nombraré y Grukka el Hutt, que ahora tienen un papel importante durante toda la saga. Tan importante como Grukka unir las aventuras de Luke Skywalker con las del piloto de la Resistencia Poe Dameron 36 años después.

Como la mayor parte de las sagas de Marvel/SW, este tomo está por encima de la media de los cómics que publica la fábrica de las maravillas. Cien por cien recomendable, junto a Darth Vader, para poder unir más tarde el spin-off maestro Vader Derribado.

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