Este libro es un viaje por la mente de uno de los genios del cine actual.

Wes Anderson es un director muy particular, con un universo propio muy concreto y una forma de narrar completamente personal. Y, al igual que siempre sucede con los artistas de este calado, o se le adora o sencillamente no dice nada, no hay más opciones. Salvando distancias, sucede lo mismo que con Quentin Tarantino, aunque sus visiones e ideas cinematográficas estén muy lejanas la una de la otra.

En el libro de Ian Nathan, titulado con mucho acierto Wes Anderson: El mágico mundo del director más singular del cine norteamericano, el lector (y es de suponer que ya fiel seguidor del realizador) podrá adentrarse dentro de todos sus trabajos hasta la fecha, de su mente desbordante de imaginación y de un gran número de anécdotas. La primera de ellas, por citar una, el hecho de haber compartido piso con los hermanos Wilson, dos de sus actores fetiches, antes de que todos ellos dieran el salto a la fama.

Desde ese momento la industria de cine se ha rendido a sus pies, por un lado debido a su capacidad de asombrar y otro tanto por un toque europeo que no es habitual encontrar en películas americanas. Así, a lo largo de cerca de doscientas páginas, profusamente decoradas con fotografías a todo color, Ian Nathan bucea por secretos e historias a partes iguales, además de diversas curiosidades que atañen a uno de sus actores fetiches por excelencia, es decir el gran Bill Murray (bien puede completarse la lectura de este volumen con Cómo ser Bill Murray).

Este es un tomo especialmente pensado para lo que ya son (somos) habituales de este director, con una cuidada edición en tapa dura y cofre protector, pero que quizá también pueda servir para descubrir (y volver adicto) a más de un despistado que todavía no sepa quién es Wes Anderson.

¿Y quién es? El director más singular del cine norteamericano.

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