El héroe de la animación española ha vuelto a la gran pantalla

Hace unos años Tadeo Jones llegó a las pantallas españolas y logró hacerse con el público con un producto de animación sincero, divertido y cuyo único fin era entretener. Lo hizo tras haber estado presente en otros formatos, como el cortometraje y el cómic, logró llegar a varios países y hacerse un hueco por derecho propio en el mundo de la animación.

Estaba claro que habría una segunda parte, aunque ha tardado un lustro en llegar.

En esta nueva aventura el intrépido, pero torpe arqueólogo, une sus fuerzas a la joven Tiffany para ayudar a Sara (que ya compartía protagonismo con Jones en la primera parte) en la búsqueda del secreto del rey Midas. De ello dependen sus vidas y el destino del mundo.

Bajo esta premisa da inicio una película que abre con una escena potente y muy bien llevada, en la que se presenta lo que va a ser la trama principal, el aterrador villano y ayuda al que no haya visto la segunda parte a conocer el universo en que se va a mover durante la hora y media que dura la cinta.

Por desgracia tras esta buena apertura la cinta se desinfla y no llega a cumplir la promesa inicial. Deja de lado el tener identidad propia para conformarse con ser poco más que una parodia más de Indiana Jones, con claros homenajes a esa saga y una resolución en exceso sencilla.

No ayuda tampoco la inclusión, de nuevo, de la momia que ya conocimos en la anterior entrega y en la que tenía un sentido, pero que está aquí encaja con calzador pretendiendo ser un personaje humorístico pero que llega a resultar crispante para el espectador. En cambio esto se ve compensando con el perro de Tadeo Jones y el pájaro de Sara, que sí se convierten realmente en los secundarios cómicos que hacen falta para aliviar la tensión y relajar al asistente para seguir disfrutando del show.

Un show que en ocasiones peca de caer en lugares comunes y en tópicos, al punto de caer en representar a España por la sangría y la paella. Esto es algo que no sorprendería en un producto foráneo, pero que resulta extraño al ser una obra realizada en nuestro país. Por contra su representación de Granada y sus calles es digna de elogio, situando en el mapa de la animación internacional (y por ello del cine en general) algo más que las habituales Madrid, Barcelona o Sevilla que casi parecen las únicas ciudades que existen en esta península.

Tadeo Jones y el secreto del rey Midas está por debajo de lo que fue Las aventuras de Tadeo Jones, pero logra su propósito de entretener durante hora y media. Y a fin de cuentas, en una película de aventuras y humor, ¿no es eso lo más importante?

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