“Un brick de Lego no es solo un objeto, es un mundo de posibilidades”, esta es una de las primeras frases que Rogelio Chung eCommerce Manager de Lego Iberia pronunció en su charla en la última edición del e-Show en Barcelona, un evento que cada año congrega a empresas y amantes del marketing y que justo terminaba su celebración el día de montaje del Cómic BCN. Motivo por el que según terminé del uno me fui al otro, y después estuve allí viernes y sábado (ya os lo conté en varios artículos en este mismo site y os enseñé el botín en mi canal).
Pero a lo que vamos, a la ponencia de Rogelio Chung que como era esperable estaba hasta los topes, con un turno de preguntas bastante animado y varios curiosos que después se acercaron a hablar con él, incluyendo a un servidor para entrevistarle lo que no fue posible. A lo largo de los minutos en que estuvo encima del escenario repasó la historia de Lego, bastante conocida para cualquiera que sea amante de los juguetes y personalmente la parte que menos interesante me resultó ya que la tengo bastante por la mano.
Pero escuchar a expertos es la mejor forma de aprender y me sorprendió encontrarme que entre 1998 y 2004 se lanzaron a innovar sin un plan concreto que les hizo hasta fabricar figuras de acción, algo que yo desconocía por completo y eso que es uno de mis campos de especialización, pero en sus propias palabras “Era un proceso de innovación, pero una innovación sin mirar la rentabilidad”. Y al final como en otros tantos casos la solución fue volver a los orígenes, a las raíces ya que ese proceso de innovación sin control “se va un poco de la esencia, que es el brick”.
¿Y qué es un brick, un ladrillo? Muy sencillo, “Un brick es un objeto inanimado, es la mitad de la experiencia. La otra mitad es la imaginación de los niños y los adultos”, algo que todos los que hemos jugado (o jugamos, como uno de mis mejores amigos) con Lego sabemos. Las piezas están ahí, puedes hacer el diseño de la caja o dejarte llevar y construir tu propio mundo de fantasía para después desmontarlo y hacer algo nuevo. Esa es parte de la magia del sistema Lego, un sistema de encaje de piezas nacido en 1955 y patentado en 1958 que les ha hecho famosos en el mundo entero y que fue sugerido por un tendero que vendía sus productos (en ese momento tan solo eran piezas que se apilaban).
Este no fue el único hito de la empresa, hay otros como la creación del primer parque Legoland y el lanzamiento de la línea Duplo (en ambos casos a finales de los 60, esa década que jamás pasa de moda) pero quizá el único que pueda erigirse como un igual sea la aparición de las mini figuras. Hoy en día es imposible pensar en Lego y no hacerlo en los pequeños muñecos que acompañan sus sets, pero en realidad estos no existieron hasta 1978 y a partir de aquí nace en toda regla el Lego que todos conocemos.
Aunque para seguir siendo una de las jugueteras más importantes del mundo hay que seguir creciendo y evolucionando, hay que “ajustar la innovación sin perder el equilibrio entre foco y creatividad”. Y un claro ejemplo de esto es la línea basada en la saga de videojuegos Mario Bros. de Nintendo, hoy por hoy una de sus creaciones más exitosas en la que lograron “juntar el mundo digital con el nuestro. Así enfocamos la realidad a día de hoy”.
Y es que si Rogelio Chung y Lego tienen algo claro es que la base de su negocio es “Ofrecer alegría, ilusión y creatividad”. Todo ello a través de una simple pieza de plástico, un pequeño ladrillo de colores.