¡Que suene la música! es un regalo para el espectador.

El año 2020 ha sido (y es, que todavía no lo hemos terminado) horrible en muchos sentidos. La pandemia sanitaria global que hemos vivido (estamos viviendo) ha paralizado nuestras existencias, ha provocado problemas a niveles muy variados desde lo personal a lo profesional y sin duda alguna dejará muchas secuelas, cuáles y cómo todavía está por verse. Por eso mismo es importante que lleguen a las salas películas como ¡Que suene la música! (su estreno en su país de origen fue en 2019), uno de esos títulos sencillos y honrados que solo pretenden llevar una nota (nunca mejor dicho) de humor y una sonrisa a cada espectador. Ahora mismo las producciones que tan solo anhelan entretener y evadir son muy necesarias, no necesitamos productos que reflejen lo que estamos pasando. Con el día a día ya tenemos suficiente.

Peter Cattaneo, director internacionalmente conocido por su muy aplaudida Full Monty, se pone tras las cámaras de esta película coral en la que destacan por derecho propio dos actrices por encima de todas las demás; me refiero, por supuesto, a Sharon Horgan y a Kristin Scott Thomas, artista por la que siento una especial predilección debido a su talento y a sus siempre estupendas interpretaciones.

Las dos profesionales comienzan el metraje siendo dos personalidades opuestas que, en contra de lo que desearían, deben trabajar juntas por el bien de sus compañeras (todas esposas de militares que viven en la misma base) para llegar al más que consabido final en el que serán amigas y en el que, a pesar de algunos baches y momentos dramáticos en el camino, todo saldrá bien. Así lo espera el público, así lo pide la historia y así debe ser.

De esta forma, y con una dirección suave y poco arriesgada, Peter Cattaneo se adentra en el día a día de estas mujeres, de su dolor por la marcha de sus cónyuges a la guerra, la incertidumbre en sus vidas sobre si regresarán o no con vida, y el cómo logran sobreponerse a ello llenando sus momentos con actividades que logren distraerlas. Una historia basada en hechos reales que firman Rosanne Flynn y Rachel Tunnard, dos profesionales con muy poca trayectoria a sus espaldas pero con una calidad palpable que hará, sin duda, que nos hagan llegar más títulos en el futuro próximo.

¡Que suene la música! es un regalo para el espectador, una pequeña caja de dulces en la que hay que esperar hasta que llegue el chocolate, pero cuando este aparece ya no somos capaces de parar hasta que terminemos con todo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *