Recuerdo que cuando era pequeño Bill Sienkiewicz no me gustaba, pero nada. Era un dibujante que dibujaba feo, al menos para mí. No conocía mucho de su obra y tampoco tenía interés en hacerlo, prefería otros creadores y formas de narrar. Pero la vida es larga y uno aprende por el camino, como decía mi padre “Los sabores se aprenden” y una comida que antes no te gustaba luego sí y lo mismo pasa con todo.
Hoy por hoy puedo decir que su trabajo me fascina y me encanta, os recomiendo a todos leer su adaptación de Moby Dick (y la obra original, claro está) que es fascinante (ambas lo son). Su trazo complejo y dinámico, sus cambiantes proporciones y enfoques extraños, sus cuerpos y figuras que cambian según la necesidad narrativa, su mundo cuasi onírico y digno de una pesadilla…
Es entendible que siendo pequeño no me gustara, pero nada. Pero al releer hoy La saga del oso místico, aventura que supuso su desembarco en Los nuevos mutantes, caigo rendido ante su talento. Un talento que poco a poco se va desplegando en una rápida evolución que es palpable según avanzamos por las viñetas, empieza con cierto miedo y unas cadenas de las que se libera con fuerza. Al principio es más formal, más conservador podría decirse, pero según la historia se torna más compleja lo hace también su arte que se convierte en un arma maravillosa.
La locura y el reino de lo imposible se abre paso marcando la que será la etapa más brillante del grupo de niños mutantes que se abre con una historia de amistad, terror, oscuridad y (al final) luz. Chris Claremont acertó de lleno al querer contar con Sienkiewicz para esta fábula sobre un aterrador oso místico, visto hoy es imposible pensar en nadie mejor para hacerlo. Tan solo él era capaz de narrarlo, o más bien la mezcla de ambos ya que es la conjunción de sus talentos la que logró crear un hito en la historia del Universo Marvel (no en vano es la base sobre la que se sustentará la película Los nuevos mutantes).
Los gustos cambian con el devenir de los tiempos, es algo inevitable, y lo que era transgresor en un momento deja de serlo. Y si bien este es el caso no quiere decir que el resultado haya envejecido mal, nada de eso, la lectura de esta historia sigue siendo apasionante, se te mete por dentro y te obliga a encender la luz de tu lámpara de noche para salir de la oscuridad. Solo que con la luz llegan las sombras y con las sombras los monstruos.
No puedes escapar del miedo, del oso místico, de Chris Claremont y de Bill Sienkiewicz.
