Los visitantes es una divertida película de 1993 protagonizada por Jean Reno y Christian Clavier en la que dan vida a al conde Godofredo el audaz y su fiel siervo Del Cojón el bribón, que por una serie de circunstancias viajan en el tiempo desde el Medievo hasta los años noventa. Con esta sencilla base se planteó uno de los grandes éxitos del cine francés de su momento, el enredo y el equívoco estaban presentes a cada minuto del metraje y sus dos personajes destilaban carisma por todas partes.
Esto hizo que, por supuesto, en una segunda entrega repitieran ellas junto con su director, Jean-Marie Poiré, que también firma el guión que co escribe con el propio Clavier. En esta ocasión se llamó Los visitantes regresan por el tunel del tiempo y se estrenó un lustro después de la original. Pocos años después la hazaña cronal se repetía en Dos colgados en Chicago-Los visitantes cruzan el charco, que no era una tercera parte real ya que era una revisión de la primera película pero adecuada al público americano (no deja de ser curiosa de ver, pero muy por debajo de la original) y ahora en pleno 2016 llega la que sí es realmente la tercera entrega de la saga original…
¡¡¡LOS VISITANTES LA LÍAN (EN LA REVOLUCIÓN FRANCESA)!!!
De nuevo contando con los mismos tres nombres para asegurar el respeto a la esencia y que la franquicia pueda gozar de ese sabor tan característico de la misma, pero por desgracia por el camino alguien se olvidó de recordar que lo que tan bien funcionaba en los años noventa ahora se presenta anacrónico y fuera de lugar.
Que nadie me entienda mal y aclaremos que la película es divertida, llegando a escucharse auténticas carcajadas en el pase de prensa, cumple su propósito de hacer reír al espectador y cierra el círculo convirtiendo al dúo de cintas originales en una trilogía como todos sus seguidores queríamos. El problema es que lo hace demasiado tarde y quizá era mejor no haber tocado nada si no era posible igualar, o mejorar, lo ya hecho hace tanto tiempo.
Claro está que esto tiene un matiz y es el hecho de no pretender alcanzar a un nuevo público, aunque se toma la medida de aclarar lo sucedido hasta el momento por si algún desconocedor de la trama está en la sala. Este punto es muy necesario para entender que esa desactualización del humor, gags recurrentes que hoy parecen tontos y un estilo algo caduco no es más que el intento de ir directo al corazón de los millones de espectadores que en su momento vieron la primera y segunda parte.
Dejando esto de lado hay que reconocer que Jean Reno y Christian Clavier están enormes en sus respectivos papeles, vuelven a meterse en dos trajes hechos a su medida y que conocen a la perfección. Esto es algo que se nota desde el primer minuto del filme siendo a lo largo del mismo lo mejor en todo momento, pero es que cuando uno está ante intérpretes de tal talla es seguro que no van a defraudar nunca.
Repite también el mundo que conocemos de ellos con sus tópicos y guiños, quizá cayendo en exceso en la autoreferencia y el homenaje al pasado. En algún momento esto resulta pesado cuando ciertos gags se convierten en recurrentes y algo cansinos, sin necesidad de serlo y haciendo que lo que era una gran chanza se convierta en ocasiones en un pilar de su humor. De nuevo esa aclaración de que estamos ante un producto para ya iniciados y en todo momento es algo que está patente.
Los visitantes la lían (en la Revolución francesa) es un producto para los que ya conocen el producto. Si es vuestro caso, id a reíros con Del Cojón y Godofredo por última vez (o no…).
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