Los nuevos vengadores: Bien, gracias, pero casi mejor que no

Los vengadores fue, con mucho, una serie adelantada a su tiempo y más que encajarse dentro de un género eran los géneros los que se podían encajar dentro de ella. Todavía hoy muchas producciones son deudoras de ella, de su estilo visual y de los patrones de personaje que transformó rompiendo anteriores definiciones y creando lo que se convertirían en nuevos arquetipos.

Pero hay que empezar por el principio, y este fue en el año 1975 cuando desde Francia, país en el que siempre fueron muy apreciados (bajo otro nombre, el de «Chapeau Melon et Bottles de Cuir» se propuso a Patrick Macnee y a Linda Thorson el grabar un anuncio para la marca de champagne Laurent-Perrier. En este breve comercial vemos a los dos viejos conocidos pelear contra alguien mientras abren una botella y al final brindan, no sin antes poner un sensual plano en el que solamente vemos los labios de ella bebiendo de la copa. Como dato curioso hay que decir que se rodó en los estudios de Elstree, que fue el mismo lugar de trabajo de El Santo y otros muchos.

Patrick Macnee se lo piensa y el proyecto fracasa

Este anuncio, que realmente no iba más allá, tuvo una gran acogida y una clara lectura: el público quería ver de nuevo a sus héroes. Aunque esa emoción no eran igualmente compartida por Patrick Macnee que ante la oferta de volver a ser John Steed la rechazó, por lo que se cuenta de forma poco elegante (por impensable que sea). Finalmente fue convencido por Albert Fennell y Brian Clemens, guionistas y pilares básicos en ambas versiones, además de un sueldo de 2000 libras a la semana y un tanto por ciento de los beneficios. Al final picó el anzuelo y regresó a Inglaterra para empezar a grabar junto a Gareth Hunt y Joanna Lumley, quienes darían vida a sus compañeros Mike Gambit y  Purdey, en la producción que comenzaría a emitirse en 1976.

La versión de los años setenta se saldó con 26 episodios y tuvo un gran y básico problema, y es que si en la anterior época lo que se había pretendido es que Los vengadores tuviera su propio carácter y forma de hacer las cosas, ahora era precisamente lo contrario. A Los nuevos vengadores se la intentó acomodar dentro lo que era habitual en ese momento y tal mezcolanza no funcionaba igual de bien. Por un lado se conserva parte del aire del clásico original, que si bien en los sesenta tenía sentido y se mostraba por delante de todo, en este momento era más bien absurdo, además que el pretender contar con ser algo moderno y que encajara en esa época, con calzador, fue todo un error que no hizo más que convertir una magnífica idea en algo totalmente mediocre.

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