La guerra Defensores-Vengadores es un clásico que bebe de clásicos. Lo primero iremos en breve a ello pero lo segundo es por un hecho muy sencillo que todo lector de cómic de superhéroes conoce bien, es habitual que un encuentro entre dos héroes acabe en tortazos. La pelea de turno que surge de un malentendido como pensar que un justiciero que siempre ha estado al lado del bien de pronto quiere conquistar el mundo, cosas que pasan, o por que el villano de turno ha manipulado mentalmente a los justicieros, algo también común, y al final todos se unen y derrotan a los malvados.
Sí, es una fórmula muy explotada y que puede llegar a cansar pero no parece hacerlo. Da igual si hablamos de esa lucha mítica entre Namor y la Antorcha humana original, si es de los Vengadores pegándose con el Escuadrón Supremo, si se trata de… Sigue funcionando, esto es así. Lo hacía entonces, entre medias, después y ahora. Y seguirá haciéndolo mientras los superhéroes sigan existiendo.
Un enfrentamiento clásico
La guerra Defensores-Vengadores es un clásico por su enfrentamiento con dos de los grupos más conocidos de su momento, aunque uno de ellos nunca ha sido considerado de forma oficial como tal y es más un cónclave de ayuda mutua cuando es preciso. La excusa de la lucha entre ambos es muy sencilla, surge de la unión de Dormammu y Loki, el gran enemigo del Doctor Extraño y el culpable de la unión de los Vengadores, que en esta historia es poco más que una comparsa aunque tiene un par de momentos memorables.
También es un clásico debido al buen trabajo de sus autores tanto al guion, por parte de Steve Englehart, como al dibujo, de Bob Brown y Sal Buscema. El trío de profesionales sabe crear una historia entretenida, divertida y muy dinámica. Los personajes son explotados y retratados con gran acierto haciendo hincapié en sus diferencias tanto como en sus parecidos, además de trabajar con acierto las dudas, miedos y viejas rencillas entre unos y otros.
Una historia de su momento
Pero aunque La guerra Defensores-Vengadores sea un clásico es uno que no ha envejecido del todo bien. No es que el producto esté mal hecho, que sus autores no cumplieran o que falle por la base, nada más lejos de ello, solo sucede que con el pasar de los años, décadas más bien puesto que en origen se publicó en 1973, los gustos cambian, las formas de narrar se modifican y la manera de representar a los personajes de cómic evoluciona. Por eso hay que leerlo sabiendo cuándo se está y cómo era en aquel momento la industria de las viñetas de las mallas y las capas.
Lo que es cierto es que su reedición en la línea Marvel Must-Have, con todo el arco (y algunas páginas de más para terminar de narrarlo todo) y a un precio asequible permite que todos los aficionados a Marvel que no conocieran esta obra mítica puedan adentrarse en ella y disfrutarla. A fin de cuentas, ¿a quién no le gusta ver a Hulk pelearse contra Thor? ¿Y a Namor enfrentado al Capitán América?
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