De todo puede hacerse humor. No hay límites al mismo por mucho que haya personas y sectores empeñados en ponérselos. Lo que importa no es sobre qué se hace humor, lo que importa (y debería ser lo único) es el cómo se hace. En Kim Reaper: La parca a media jornada se hace sobre la muerte y se hace bien. ¿Reírse de la muerte? Sí, sí, se puede y esta es la prueba.
Antecedentes mortales
Sarah Graley no crea nada nuevo, al menos no en el sentido de hacer una obra que se ría de la muerte, del más allá… Antecedentes hay muchos. Por ejemplo, por citar en el propio mundo del cómic y con el que guarda algunos paralelismos, está Death Jr. donde el protagonista era el hijo de La Muerte (aquí con mayúsculas dado que se trata de la representación antropomorfa del concepto), o Muerte: El alto coste de la vida aunque en este caso se trataría de un fascinante relato agridulce más que de una comedia.
Hay que mentar, sí o sí, a Terry Pratchett y genial retrato de este ser supranatural en su larga saga del Mundodisco. Más que probable el más desternillante de los que se conocen, era (o es dado que los genios nunca mueren) ingenioso, desternillante, satírico y muy, pero que muy, inteligente. Y por terminar, aunque no podría decirse que encaje en el género humorístico, la gran representación audiovisual de La Muerte por excelencia: El séptimo sello.
Un mundo naíf
Lo que Sarah Graley propone es diversión en estado puro, reírse de lo que más miedo nos da y hacerlo a carcajadas. Para eso están las dos protagonistas: Kim, que da nombre al título, y Becka una compañera de la universidad, dos perfiles condenados a quererse (y a hacernos shippear sobre ellas desde el principio de la lectura) que resultan fáciles de querer, de empatizar con ellas y de verse reflejado todo el que lea estas páginas.
Al final se trata de una historia de amor y por otro lado del bien contra el mal. De eso tratan en el fondo todas las ficciones, da igual si hablamos de Con la marea, Bellas Artes o En tierra de demonios, lo que mueve siempre cualquier trama es el amor, o la falta del mismo, y la lucha eterna entre el bien y el mal, que puede decantarse hacia un lado o hacia otro.
Humor absurdo
Kim Reaper: La parca a media jornada no es una aventura, no hay grandes luchas o escenas de acción interminables. No va de eso la cosa. Sí hay humor, gatitos (muchos gatitos), personajes adorables, momentos tiernos y conceptos a la par arriesgados y geniales además muy resultones.
Sarah Graley ofrece diversión desde la primera página, el gag inicial sucede en la viñeta tres, y no para en todo el volumen. Busca hacer reír a través del diálogo tanto como de las situaciones y el toque de absurdo que mete, y que le sienta muy bien al total. Todo con un dibujo sencillo, una narrativa fácil de seguir, un buen diseño de personajes y ningún miedo a probar ideas locas y descabelladas.
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