La joven actriz protagonista de Con la marea

La joven actriz protagonista de Con la marea

Con la marea no es fácil, es dura y compleja.

Una de las mejores cosas que tienen las diferentes plataformas de contenidos audiovisuales es que gracias a ellas hay un buen número de títulos, tanto en películas como en series, que llegan a su público y que de otra forma no sería posible. Puede tratarse de esas obras que quedan aplastadas por el blockbuster de turno, de esas que apenas pasan por las salas y televisiones, o que ni llegan y resultan en ser estrenadas directamente en la pequeña pantalla como es el caso de la canadiense Con la marea (The King Tide) y Movistar Plus.

Una niña perdida

Esta no es una película sencilla, nada más lejos. O sí lo es en su premisa básica que, según reza la información proporcionada desde la plataforma, es: Al día siguiente de haber vivido una terrible tormenta, los habitantes de una comunidad descubren en un barco volcado en el puerto a una niña que tiene la capacidad de curarse. Diez años después de este hallazgo, el don inexplicable de la joven acabará trayendo destrucción, envidias y conflictos cuando su protección haga más daño del que es capaz de curar.

Bajo esta idea el director Christian Sparkes y sus guionistas Albert Shin, William Woods KC Coughlin y Ryan Grassby (los dos últimos firman la historia) presentan una fábula con tintes de cuento clásico en la que se muestra lo mejor y lo peor de la humanidad, la bondad y la maldad que hay dentro de todos nosotros y el cómo en ocasiones solo hace falta un pequeño empujón para caer al abismo. Una temática que no es nueva pero que siempre resulta interesante y atractiva, a fin de cuentas todos somos humanos y podemos ser tanto ángeles como demonios. Aunque, y esto es algo que aclaro en la novela En tierra de demonios, ni los unos son tan buenos ni los otros tan malvados, todo depende del momento la circunstancia y el lugar.

Ángeles y demonios

Así a lo largo de un metraje que no llega a las dos horas los habitantes de esa pequeña isla se cruzarán con la niña protagonista, irónicamente llamada Isla (que si no es un juego pensado a propósito debería serlo), mientras el espectador es testigo de sus avatares, de sus deseos, de sus dudas, de su bondad y de su egoísmo. Todo llevado a cabo con unas actuaciones encomiables de unos residentes que si bien, en primera instancia, parecen ser amables y educados dejan entrever en todo momento que algo terrible está latiendo. Un monstruo a punto de despertar para devorar sin dejar nada tras de sí.

Acecha y puede notarse palpitando en la isla en la que todos viven, un enclave que más allá de ser solo un paisaje resulta en un personaje tan importante como todos los demás. Es por ello que el realizador, apoyado en su director de fotografía, Mike McLaughlin, se toma tiempo para mostrarnos estampas y detalles llenos de color, luz y sombras, todo un mundo de claroscuros que definen tanto al lugar como a sus habitantes.

Buenas actuaciones en Con la marea

La actriz Alix West Lefler encarna a la niña sin origen y con enigmáticos poderes resultando en su puesta en escena todo lo adorable que debe ser pero también dejando espacio para una vida interior que si bien no llega a mostrarse es evidente que está ahí. Salvando distancias recuerda a las actuaciones llevadas a cabo por Catherine Clinch en The Quiet Girl y por Raffiella Chapman en Vesper, títulos con los que se pueden ver cierta conexión temática y tonal.

Hay que destacar a Aden Young como Beau. Un hombre llevado al límite que ha visto como su pueblo y todos a los que ama se han dejado seducir por esta nueva realidad en la que nadie sufre daño, en la que no hay dolor o enfermedades y han olvidado el pasado sin intención alguna de regresar al mismo pero también sin pretensión de sacrificar nada de lo que les ha sido regalado.

Conmovedora y aterradora

Con la marea no es fácil y en más de un momento es dura, compleja y se puede llegar a atragantar como un trago de una bebida amarga por más que esta nos guste. Es tan conmovedora como aterradora, con una cuidada fotografía y un muy buen tratamiento de personajes que sirven de espejo para la sociedad y el mundo cada vez más egoísta en el que vivimos.

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