¡Aventuras, humor, amistad! ¡A por todas!

En ocasiones el lector no es consciente, pero el mundo de los superhéroes del cómic está intrínsecamente ligado al de las diversas mitologías previas que han existido. No en vano son seres con poderes por encima de lo humano, con asombrosas capacidades que prácticamente les convierten en dioses que caminan por encima de los mortales. En algunos casos esto es literal, como el muy popular Thor de Marvel Comics, sacado directamente del panteón nórdico o el Capitán Marvel (hoy Shazam) de DC Comics, un joven que al decir una palabra mágica adquiere los dones de diversas deidades de la antigüedad. Por supuesto las leyendas referentes a Arturo Pendragón, sus caballeros y sus enemigos han tenido su impacto en las viñetas, y en el caso concreto de ¡Heroínas de la mesa redonda! hay que hablar sobre la bruja Morgana le Fay.

Sin entrar en sus orígenes mitológicos (un tema que os recomiendo explorar, ya que es fascinante) se puede decir que esta hechicera ha sido un nombre vinculado a Marvel Comics desde hace mucho tiempo, con algunas historias inolvidables entre las que siempre hay que destacar el viaje a Camelot realizado por Iron Man y el Doctor Muerte. Un periplo en el que el genial villano trabará relación con ella, algo que como se verá en posteriores tramas irá a más pasando a ser amigos y amantes, quizá confidentes.

Por otro lado tenemos que Marvel Comics cuenta con su propia y exótica mitología, que hace varios años amplió con la inclusión de jóvenes héroes que han tenido notable éxito. Esto es debido a lo atractivo de tales creaciones, además de haber contado con buenos autores detrás que han sabido hacer de ellos nombres a tener en cuenta. Entre estos personajes está la Chica ardilla como uno de sus máximos exponentes, aunque en realidad fue creada en 1992 por el escritor Will Murray y el artista Steve Ditko.

Esta acción de la editorial supuso tener una nueva remesa de héroes con los que ir ampliando esta mitología de una forma que no sería posible con creaciones de más larga trayectoria, como es el caso del Spiderman clásico que parece condenado a que nunca le dejen evolucionar. Uniendo ambas vertientes, la antigua con Morgana y la moderna con estas heroínas de la mesa redonda, Marvel Comics demuestra una vez más el porqué es Marvel Comics y cómo es posible que tras tantas décadas siga al pie del cañón.

Si bien hay que decir que es posible que otros lectores veteranos no se sientan atraídos por este volumen por el enfoque del mismo y la propuesta que presenta, pero sucede lo mismo que en la serie Stargirl (a la que debo decir que estoy totalmente enganchado). La aventura que se narra está principalmente pensada para un lector más juvenil, mostrando las dudas, miedos y reacciones que algunos dejamos atrás hace muchos años por una simple cuestión de edad.

¿Y no es algo maravilloso que eso suceda? ¿No es realmente de agradecer que lectores más jóvenes puedan encontrar tebeos pensados específicamente para ellos? Es más, ¿no lo es que cualquier lector pueda adentrarse en una lectura fresca, que es familiar pero distinta a la vez? Es cierto que hoy en día, en muchas ocasiones, Marvel Comics parece tener miedo de avanzar y por ello es buena la aparición de relatos como este, claramente anclados en la actualidad y en el sentir de los adolescentes que ya están entrando en el mundo de los adultos.

¡Heroínas de la mesa redonda! No es una historia que pasará a los anales de oro del cómic, pero es un tomo sobre la amistad y el crecimiento personal, sobre la importancia del cambio y la aceptación, también sobre el medioambiente y la responsabilidad que tenemos todos y cada uno de nosotros, conjugado con grandes dosis de aventura, humor y diversión.

Una lectura estupenda para un sábado por la tarde, con una cierta reflexión para el lunes por la mañana.

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