En nombre de Catherine es una lectura que llega dentro

En nombre de Catherine es una historia tierna, dulce y maravillosa, tanto como es dura, amarga y terrible. Ambas caras de la moneda están presentes en la obra de Mayalen Goust, en base a una novela de Julia Billet, una trama que lleva a la protagonista a descubrirse, a luchar por sus sueños y encontrar su lugar en el mundo mientras los prejuicios la rodean y el pasado se escapa por entre sus dedos.

Pero antes de seguir hay que alabar el magnífico trabajo de su creador en lo que se refiere a la parte gráfica, un punto en que el cómic sobresale con unas láminas realizadas con buen gusto, clase y elegancia. Son, para decirlo de forma sencilla, una pura delicia. En algunos puntos recuerdan parcialmente al arte de Megan Hess en sus recomendables libros sobre París y Coco Chanel, comparte con ellos ese toque de belleza y distinción, combinado con bastante gracia y delicadeza.

Catherine es maravillosa

Catherine, la protagonista, es todo lo que un escritor querría tener en su protagonista. Es fuerte e independiente a la par que tiene dudas y miedos, su camino de evolución le hace meterse en un viaje igual de metafórico que literal, con una forma fantástica de ver el mundo y enfrentarse a los retos que este presenta. Es humana de los pies a la cabeza, y si bien uno puede intuir que la historia terminará bien eso no quiere decir que vaya estar exenta de reveses, lágrimas y sacrificios. A fin de cuentas terminar bien es un algo muy laxo, puede hacerse de muchas formas.

En nombre de Catherine es una lectura que llega dentro, que te hace pensar en tu propia vida y en quién eres, ella es un modelo a respetar, admirar y seguir. Un cómic que, no creo que erre con esta predicción, estará en más de un listado de “Los mejores cómics de 2024” cuando termine este año.

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