Portada de Happy Egg de Kaise. Créditos: GP Ediciones

Portada de Happy Egg de Kaise. Créditos: GP Ediciones

Happy Egg es una lectura interesante por qué cuenta y cómo lo cuenta

La editorial GP es una institución en Zaragoza, esto es un hecho, pero sus propuestas son leídas en toda España. Es habitual que acudan a ferias en todos los puntos del país y su catálogo es muy ecléctico, más gracias a su convocatoria Impulso Manga en la que seleccionan de entre todos los participantes una historia que editarán. En la primera edición la ganadora fue Happy Egg, que de forma bastante reciente ha visto la luz.

El arte de Kaise en Happy Egg. Créditos: GP Ediciones
El arte de Kaise en Happy Egg. Créditos: GP Ediciones

Un mundo distópico

De primera instancia lo que Happy Egg parece prometer es una divertida historia de fantasía, un toque de humor por aquí, puede que algo de aventura por allá… Y si bien el comienzo va un poco en esta línea no tarda en girar todo hacia derroteros muy distintos. Lo que Héctor Cisneros, bajo el pseudónimo de Kaise (quizá en homenaje a Kase-O), da es algo muy distinto.

Happy Egg presenta lo que a todas luces es un mundo distópico en el que todos están encadenados a un trabajo que necesitan tanto como les hace infelices, una lugar en el que lo único que distrae del día a día son los amigos, las series… Vaya, ¿esto no resulta familiar? La crítica no siempre debe ser sutil para funcionar, en ocasiones un cañonazo es más efectivo que una palmada.

La protagonista, Pipina, por un azar del destino, una casualidad cósmica, sus propios poderes si es que lo tiene, o un simple fallo del sistema (que cada uno saque su conclusión) queda exenta de la condena laboral y eso la libera por completo. Pero, ¿qué hacer? ¿Hay suficientes series? ¿Videojuegos? ¿Hay algo más en la vida? Todo un tratado psicológico y filosófico en blanco y negro con una llamativa portada roja, eso es Happy Egg.

Happy Egg engancha

Kaise ha sabido trazar con habilidad y sapiencia una historia que engancha, que dice mucho, todo ello narrado con un dibujo de trazo suave y sencillo, profuso en detalles y con un muy buen trabajo en las expresiones de cada personaje (algo de capital importancia en esta obra). Todo ello orientado para orquestar una lección necesaria pero no siempre fácil, ¿quiénes somos? ¿Qué queremos en la vida? ¿A qué estamos dispuestos para encontrar nuestra felicidad?

Happy Egg presenta una trama ingeniosa y bien construida, con un dibujo correcto y más que adecuado. Una lectura interesante por qué cuenta y cómo lo cuenta. Sí, sé que hay más de un lector que pensará “Bah, a mí no me gusta el manga” pero eso es, y mejor ser claros, una tontería. El manga, como el tebeo o el cine, es tan solo un medio para contar algo y lo que importa es ese algo y no leer Happy Egg en base a prejuicios por ser manga (que, por desgracia, en muchas ocasiones se siguen encontrando), sería un tremendo error.

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