El BCN Film Fest sigue adelante, con una pléyade de propuestas y la llamativa presencia de Johnny Depp que ha sido, sin duda, el gran reclamo de esta edición. Hay que reconocer que El fotógrafo de Minamalta, película que el protagoniza, es estupenda y en ella el actor brinda su mejor interpretación hasta la fecha dando vida al fotógrafo W. Eugene Smith.
Igual de potente es el trabajo que realiza Javier Cámara en El olvido que seremos, al traer de vuelta al mundo de los vivos al doctor Abad Gómez. Toda una leyenda en Colombia debido a sus actos humanitarios, que fue trágicamente asesinado en 1987 y cuya historia llega ahora a las pantallas gracias al trabajo de los hermanos Trueba (Fernando y David, dirección y guion, de forma respectiva).
Y debe reconocerse que estamos ante una película recomendable, con una puesta en escena cuidada, una fotografía en blanco y negro maravillosa (tan solo en algunas breves escenas, la mayoría del metraje es a color), sin pretender más que narrar esta historia según fue. O, al menos, según la contó su hijo en la novela que da título al filme, y que ha servido de base para todo el proyecto.
Solo que hay un “pero” en todo esto, y es su excesiva duración. Sus más de dos horas convierten a esta obra en un título que pierde potencia según suma minutos lo que es una gran lástima teniendo en cuenta que debería suceder justo lo opuesto. Es cierto, que el motivo no es otro que dar fidelidad y situar todo en su adecuado contexto, pero igual de cierto es que en ocasiones más no quiere decir mejor, tan solo más.
Esto es algo que no resulta nuevo en el mundo del cine de los últimos años, con títulos inacabables a los que les habría venido bien algo de tijera. Por citar unos pocos ejemplos pueden mentarse Vengadores: Endgame, Ha nacido una estrella o La Liga de la Justicia de Zack Snyder (aunque técnicamente, esta ha sido tan solo estreno doméstico), entre otros tantos que ganarían enteros de tener una duración menor.
Dicho esto, ¿merece la pena ir a ver El olvido que seremos? Al final todo se reduce a esta pregunta, y la respuesta es un rotundo sí. Tanto la historia como su representación en pantalla, aunque larga, lo merecen. Y no digamos Javier Cámara, que una vez más demuestra ser uno de los mejores actores que tenemos en España, con un talento que bien podría competir con el de los fallecidos Marlon Brando y José Luis López Vázquez.