El director Ángel Gómez Hernández y la actriz Macarena Gómez. Fotografía proporcionada por el realizador.
Ángel Gómez Hernández recupera a nuestro monstruo nacional al que interpreta Javier Botet, nuestro monstruo internacional

Estamos muy acostumbrados a ver, consumir y pensar en los monstruos de Estados Unidos y es una lástima puesto que España tiene una buena ración de mitología propia. Podemos hablar de un werewolf (un hombre lobo) pero aquí está nuestro lobisome (o lobishome), podemos hablar de las clásicas arpías griegas o de nuestras lamias, del gigante de Jack con sus habichuelas o irnos hasta nuestro tradicional tragaldabas. Y por supuesto está el hombre del saco.

La lista de nuestras criaturas fantásticas es larga y bastante más extensa de lo que solemos pensar, también los hay basados en hechos reales. Esas personas que comenten un acto terrible y que con el paso de los años se transforman en una leyenda oscura, como el caso de Francisco Leona que se convierte precisamente en el oscuro hombre del saco. Una tragedia de nuestro país, sucedida hace poco más de un siglo, que recupera Ángel Gómez Hernández en El hombre del saco.

Entrevista con Ángel Gómez Hernández

¿Cómo surge la idea de adaptar este mito?


La idea surge porque a mí me contactan los productores de la película con el propósito de hacer una cinta de terror que trate por primera vez en la historia del cine este icono en concreto, esta figura del hombre del saco. Con su mitología determinada, con su historia, con su anclaje a la cultura histórica española, con el acontecimiento que tuvo lugar en 1910 en Gádor con ese crimen que dio lugar a la leyenda del hombre del saco, tal y como la conocemos hoy en día.

A mí me pareció que era una oportunidad fantástica. Precisamente, durante muchos años en mi vida también me había hecho esta pregunta, que aún a día de hoy sigo planteándome, y no encuentro una respuesta lógica… y era el porqué nunca se ha hecho una película sobre este monstruo. El hombre del saco, con todas las letras y con todo lo que conlleva, no sucedáneos o monstruos similares de otras culturas. No, el hombre del saco con su con su características más nuestras de monstruo nacional e histórico, leyenda y mito internacional a su vez, exportado a un montón de países desde aquí.

Así que aprovechaste esta oportunidad.

Claro, cuando me lo comentan veo una oportunidad fantástica de explorar esto, alguna vez lo había planteado y había tanteado como una posible opción de proyecto futuro. Es ahí cuando me pongo a investigar el acontecimiento de 1910, toda la iconografía que está vinculada al propio mito e incluso los propios escenarios que ya se dejan desprender del propio concepto y me doy cuenta de que efectivamente es el primer monstruo que llega la conciencia de todo niño.

Antes de que cualquier niño pueda descubrir a Drácula, Slenderman o Jason ya conoce o le han hablado del hombre del saco. Me parece que eso es muy poderoso de cara a construir una historia desde la perspectiva de unos niños, pero que no dejara de lado la figura de los padres. Al final los que crearon este monstruo, por así decirlo, en nuestra cultura popular fueron los adultos. Los padres inculcándole a los niños a través de esta, vamos a decir, excusa, de esta amenaza, de esta figura que al final ha ido trascendiendo con el paso de los años.

Y todo tiene su origen en una historia real, ¿no?

Si ese acontecimiento de 1910 en Gádor, en Almería, llevado a cabo por Francisco Leona, el asesino que dio lugar tras su crimen a esta leyenda, si los padres no hubieran recurrido a este evento y a este señor para asustar a sus hijos, habría sido una de los muchas atrocidades y de los muchos crímenes que quedaron en el olvido y que nunca se llegaron a materializar en ningún tipo de leyenda.

Pero precisamente la intervención de los padres con la justificación de traer constantemente la referencia de este señor y este apelativo del hombre del saco como le llamaban, por eso de haber capturado al niño Bernardo en un saco, fue lo que creó al monstruo, por así decirlo. Entonces para mí era inevitable el hecho de contar una historia que no solo fuera una historia de niños, sino una historia de padres e hijos.

¿Sigue de actualidad o es solo un recuerdo de las infancias?

Creo que el hombre del saco sigue siendo muy conocido. Todos los niños, y esto es una una cuestión que he ido investigando también en el proceso de escritura y desarrollo, han oído hablar de él. Saben quién es, saben que es un monstruo que ataca y afecta a los niños. Distinto creo que es que los niños de hoy en día con el cinismo moderno, ya resabiados absolutamente, la figura del hombre del saco así por mero concepto pueda llegar aterrarles. Creo que ahora lo que aterra a los niños es que le quites la consola o que le quites el móvil, ese es el nuevo hombre del saco, ¿no?

Pero partiendo de este punto, de esta premisa, que yo era consciente que el hombre del saco era una entidad que, por suerte para nosotros, pero por desgracia culturalmente nunca antes había sido reflejada en películas, en cómics o en lo que fuera. En ese sentido, creo que se ha ido apagando con el paso de las décadas y ha ido perdiendo poder en la consciencia de los niños. Por lo tanto, ese era uno de los retos que yo me planteaba como creador en esta película: modernizar el concepto del hombre del saco. Revitalizarlo, cargarlo de energía y de fuerza, de una energía y una fuerza muy moderna. Que volviera a estar en primera línea de batalla con unos códigos que el público moderno y joven pueda comprender, sin dejar de respetar los elementos clásicos que hicieron que históricamente haya perdurado más de 100 años, como es el caso.

¿Por qué tantos monstruos estadounidense triunfan y los nuestros les cuesta?

No, no creo que a los nuestros les cueste en sí como tal por falta de creatividad, por falta de ingenio o por falta de riqueza. Creo que en España tenemos una barbaridad de mitología local en distintas ciudades, en distintos pueblos, en distintas comunidades como Andalucía, Galicia…, es decir, creo que que estamos plagados de comunidades ricas en mitología, en seres, en criaturas.


La diferencia, creo que no es tanto del origen mitológico de estos de estas fábulas, sino del respaldo y el altavoz que la industria decide darle a todos ellos. Al final estamos viendo que Estados Unidos explota todo lo que es la mitología posible dentro del terror y luego tira con la sumeria, la babilónica, la mexicana y la que haga falta. Entienden el potencial que hay detrás de estas criaturas que tienen un bagaje tan amplio que les da un respaldo de credibilidad y a su vez, no hay que olvidarlo, de un marketing ya inherente e inconsciente en el público sin necesidad de presentar un monstruo nuevo.

Claro, hablamos de criaturas que ya se conocen.

Haces una película de la Llorona y ya todo el mundo sabe lo que va a ir a ver a través de esa película, porque tiene una historia detrás que te sirve como un armazón publicitario muy, muy, muy portentoso sin tener que presentar a nadie de primeras. Y creo que en España no nos hemos atrevido todavía hasta los últimos años a hacer este tipo de cine que a su vez se base en nuestra propia historia, nuestra propia cultura, nuestro propio linaje mitológico.


Y creo que ese es un buen camino. En Voces, mi anterior película, había una grandísima referencia e influencia basada en todo el concepto y el mundo de la Inquisición. A mí al final siempre me interesa mucho eso, explorar los antecedentes trágicos oscuros y negros de nuestra cultura como fuente fantástica de las historias de siempre, reconstruidas y volcadas en algo nuevo.

Javier Botet es el hombre del saco, ¿es el nuevo Paul Naschy? En el sentido de ser nuestro monstruo más internacional.

Para mí, sin duda. Este es un apelativo que yo llevo diciendo como perfectamente once o doce años años, desde que lo conozco a él personalmente. Lo conocí en [REC] el año que salió y quedé fascinado con Javier. Quedé absolutamente maravillado, impactado con lo que vi ante mí en una pantalla de cine en un pre estreno en el festival de de terror de Málaga. Me obsesioné tanto con él que que supe que necesitaba trabajar con él, necesitaba hacer algo con él, tanto que 3 años después protagonizó un cortometraje mío, mi cortometraje final de la escuela de cine estuvo protagonizado por él.

Luego lo tuve en Behind y en La muerte lo seguía. Lo tuve en varios cortos hasta que por fin en Voces, mi primer largometraje, estuvimos a punto de poder cerrar su participación como la bruja pero al final, por cuestiones de agenda no pudo ser. Tuvo un cameo en el que aparece en un momento dado en la librería junto con Ramón Barea.

Y ahora en El hombre del saco.

Por fin en El hombre del saco se consumó mi anhelo, mi deseo, mi sueño de poder tener al gran Javier Botet, este nuevo hombre de las mil caras, este Paul Naschy o Lon Chaney, llamémoslo como queramos pero obviamente se sienta en la mesa de los grandes. No podía ser de otra forma, nuestro monstruo nacional debía estar interpretado por nuestro gran hombre de las mil caras nacional. No podía ser otra persona quien lo hiciera.

Gracias por tu tiempo, Ángel. Mucha suerte en el estreno.

El director Ángel Gómez Hernández y la actriz Macarena Gómez. Fotografía proporcionada por el realizador.
El director Ángel Gómez Hernández y la actriz Macarena Gómez. Fotografía proporcionada por el realizador.

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