Personalmente los cómics con los que mejor me lo estoy pasando desde hace meses es con El Multiverso.

Una serie de tan solo nueve números que espero que en algún momento ECC Ediciones recoja en un solo tomo de tapa dura, aunque no hay nada malo que decir sobre la publicación que está haciendo en formato grapa de la misma.

Siempre con guión de Grant Morrison pero cambiando a los ilustradores para lograr el mejor resultado en todo momento, destacando por encima de todos el dedicado al mundo del Capitán Marvel del que ya os hablé hace tiempo.

Ahora es el momento de bucear por las páginas de los números seis y siete.

El Multiverso (7): Los Maestros

La primera viñeta: Adolf Hitler sentado en el retrete con cara de esfuerzo mientras sostiene en las manos un tebeo de Superman.

La cosa empieza potente.

¿Dónde estamos? En esa realidad en la que los nazis ganan la batalla, en concreto gracias a una pequeña nave espacial que lleva en su interior a un niño de poderes asombrosos y gracias a los cuales este mundo nunca conocerá la libertad.

La Guerra se extendió durante años y finalmente el 20 de abril de 1956 caerán los Estados Unidos de América y morirá el Tío Sam. Nadie puede parar la poderoso hegemonía de la esvástica.

¿Pero acaso puede morir el Tío Sam? ¿Su voluntad le dejaría? La respuesta llega más de medio siglo después durante el funeral de Overgirl cuando de pronto un grupo de rebeldes que parece encabezar el que se creía desaparecido osan enfrentarse a Overman y su equipo, un reflejo oscuro de la JLA entre los que se cuentan Leatherwing (Batman) que es nieto del legendario Hans von Hammer.

Comienza así un enfrentamiento entre Overman y el Tío Sam. El uno para proteger al mundo y el otro para liberlarlo, ¿hay diferencia entre ellos? No lo parece por los medios que toman, capaces de aliarse con personajes malvados para lograr sus fines. Ambos están desesperados y finalmente se mostrarán solo como dos hombres incapaces de parar una guerra que ellos han comenzado.

Grant Morrison firma aquí uno de los números más interesantes de El Multiverso, centrando casi toda la historia en esos dos personajes pero dando pinceladas a otros que en son viejos conocidos aunque como ya es costumbre en esta serie no son exactamente los que conocíamos.

Hay que elogiar el dibujo de un inspirado Jim Lee que logra dotar de gran fuerza a todo el relato, llegando al punto de que casi sentiremos lástima por el propio Overman y todo lo que perderá a lo largo de las páginas. Este es un autor que en mi opinión suele funcionar mejor de portadista que como narrador, pero que demuestra estar al máximo de sus capacidades en estas viñetas.

Pero este no es el final, la última página lo deja claro…

“Aquel día fue solo el comienzo.”

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