Lon Chaney Jr. interpretando al hombre lobo (1941). Créditos: Universal Pictures

Lon Chaney Jr. interpretando al hombre lobo (1941). Créditos: Universal Pictures

De las historias contadas oralmente a los medios audiovisuales, el mito del hombre lobo ha seguido a la humanidad a lo largo de toda su existencia.

En su obra Asinaria, Plauto decía que «Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro». Unos siglos después. Ovidio contaba en Las metamorfosis la historia de Licaón, rey de Arcadia, quien realizaba sacrificios humanos, lo que enfureció a Zeus y lo convirtió en Lobo.

El mito de la transformación

La transformación en lobo ha formado parte del folclore mundial desde tiempos muy remotos, e incluso existen relatos sobre ello en diferentes civilizaciones, aunque el animal suele variar (pero siempre ser de la misma rama familiar). En África eran las hienas, en India los tigres y en Latinoamérica los jaguares.

Grabado de Hendrik Goltzius sobre la historia de Lycaon.
Grabado de Hendrik Goltzius sobre la historia de Licaón.

En general la maldición de la transformación suele venir derivada por castigos de los dioses, de la propia naturaleza o de seres con poderes mágicos, o también por voluntad propia derivada de un sentimiento de exclusión de la sociedad.

El hombre y la bestia ha tenido también sus derivaciones en otros personajes que dejan atrás su parte humana para dejarse llevar por su bestia interior, como por ejemplo el Doctor Jekyll y su alter-ego Mister Hyde, personaje que irremediablemente nos lleva a pensar en Harvey Dent, Dos Caras en la franquicia de Batman.

Licantropía cinematográfica

Cuando hablamos de licantropía y la maldición del hombre lobo en el cine irremediablemente nos viene a la cabeza la película de 1941 El hombre lobo, dirigida por George Waggner y protagonizada por el legendario Lon Chaney Jr. Sin embargo, hay una versión anterior de 1935 dirigida por Stuart Walker llamada El lobo humano, que supuso la primera aparición en la gran pantalla del mito.

Sin embargo, la primera cinta conservada que habla sobre este tema es Wolfblood, de 1925, dirigida y protagonizada por George Chesebro. Aunque la criatura no hace acto de presencia en ningún momento ni hay ninguna escena de transformación, juega con la fantasía del mito presentando al gerente de un campamento maderero (Dick Bannister) que es atacado por el jefe de una empresa rival. Para poder salvarle la vida, Bannister requiere de una transfusión de sangre. Pero no se encuentra a nadie disponible para ello, por lo que los médicos deciden utilizar sangre de un lobo.

Michael J. Fox como Scott Howard en "De pelo en pecho".
Michael J. Fox como Scott Howard en «Teen Wolf (De pelo en pecho)». Créditos: Paramount Pictures

En el séptimo arte ha habido una gran variedad de encarnaciones del hombre lobo en diferentes décadas y también géneros. No podemos olvidar la serie de comedias de los años cuarenta y cincuenta protagonizadas por Abbot y Costello, donde en algunas de ellas se enfrentaron a diferentes monstruos clásicos, entre ellos al licántropo en Abbott y Costello contra los fantasmas (1948). O el clásico ochentero protagonizado por Michael J. Fox: Teen Wolf (De pelo en pecho), en el que se trata la maldición como algo genético y que pasa de generación en generación.

Del pasado al futuro

El hombre lobo es un personaje muy recurrente de la mitología y ha demostrado dar mucho juego en la gran pantalla. En 2025 tendremos una nueva versión del mismo, y las expectativas están bastante altas.

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