Con una fotografía encantadora que no compensa lo frágil de una trama que no llega a enganchar.

En el siglo XVII apareció la recopilación de cuentos de hadas de Giambattista Basile que se llamó por el título que hereda la película; una serie de relatos que entremezclan por un lado lo real y lo irreal que han sido llevados a la gran pantalla por Matteo Garrone, director que con esta película de su salto internacional y lo hace rodeado de un gran elenco con nombres como Salma Hayek, Vincent Cassel o el infalible Toby Jones, pero a pesar de todo el producto termina funcionando a medias tintas.

Tener en el bolsillo a talentos de esta categoría es un acierto, siempre que se les permita actuar y no tanto estar obligados a una contención que en bien poco ayuda a los diferentes relatos que se están narrando. Quizá en este caso podría ser de agradecer algo de sobreactuación ya que lo en ocasiones dantesco del filme lo pide, pero en cambio se lleva por un camino mucho más frío y casi realista que no logra seducir.

Esto mismo se ve acrecentado por presentar en una misma película relatos tan distintos que se van cruzando pero solo por montaje, no por compartir nada de la trama. Es cierto que los filmes con diferentes historias son hoy muy habituales, como el caso de la conocida Love Actually pero el que estos puedan o no funcionar se sostiene en que realmente tengan algún tipo de unión. Mostrar estos cuentos fragmentados es un error, ya que impide que realmente ninguno logre llegarnos y a pesar de los horrores que se muestran no persisten en la retina al ir pasando de uno a otro.

Lo que sí debe aplaudirse es la fotografía de todos ellos y el buen uso de unos decorados fascinantes. Las ambientaciones son todo un placer, cuidadas al milímetro y convirtiéndose en todo un placer para el espectador que quiere escarba más allá del plano principal. Sumado esto a las caracterizaciones que van desde lo desagradable a lo exquisito, mostrando claramente las diferencias entre los que viven un cuento de hadas y los que están condenados en el mismo; una muestra con dosis de realidad palpables que en ocasiones llega a ser claramente inquietante.

La propuesta aprueba y lo hace con un bien, pero no con el notable que podría llegar a tener en manos de otros realizadores como Terry Gilliam o de haber presentado un formato más arriesgado.

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