El viaje de dos almas perdidas que tienen la suerte de encontrarse y, lo más importante, de salvarse la una a la otra.

Cuando uno ve el trailer de Dog. Un viaje salvaje tiene la sensación de estar ante una comedia, una road trip con mucho de película de colegas que se basa en el humor. Esto solo se ve acrecentado al ver el subtítulo puesto en España, Un viaje salvaje, y ambas cosas le hacen un flaco favor.

Si bien es cierto que sí es una road trip y sin duda una película de colegas, no es (ni de lejos) una comedia. Tiene alivios cómicos, eso es verdad, momentos muy necesarios para dar un alivio al espectador y a la propia trama. En realidad este filme es más una historia de superación y autodescubrimiento que otra cosa, un periplo de la mano de dos almas que están perdidas pero que tienen la fortuna de encontrarse y, lo más importante, salvarse la una a la otra.

Fotograma de la película Dog. Un viaje de perros.

Channing Tatum, quien también codirige (su debut como director), da vida al soldado Jackson Briggs, un hombre que lo ha perdido todo y solo se siente en casa en el ejército. Un papel que ha sido hecho como un traje a medida y en el que se mueve como pez en el agua, empatizas con él desde el primer minuto de la película. Lo mismo sucede con Lulu, la perra que ha perdido a su padre y a la que Briggs debe llevar a su funeral, en este caso interpretada por Britta, Lana 5 y Zuza que logran tener una química muy palpable con su coprotagonista.

A partir de su encuentro, que sucede en los primeros minutos de la película, comienza el viaje tan metafórico como literal. A lo largo del mismo aprenderán el uno sobre el otro, pero también sobre ellos mismos, sobre la vida, la muerte, sobre las pérdidas que todos sufrimos y, lo más importante, sobre el valor de la amistad y la importancia de pedir y dejarse ayudar cuando uno solo no puede enfrentarse a la vida.

Fotograma de la película Dog. Un viaje de perros.

Si bien la película tiene sus defectos, el guion en ocasiones es más ligero y endeble de lo que debería al igual que el ritmo que no siempre es el más adecuado, todo eso no importa si lo contraponemos a la relación de ambos personajes y a su evolución con el pasar de los minutos. Y es que al final, igual que en la vida real, lo que nos sucede y atormente tan solo debe ser la base para todo lo que ha de venir, el pilar sobre el que construirnos de nuevo.

Pero, y siempre es así, nadie dijo que esto fuera sencillo.

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Fotograma de la película Dog. Un viaje de perros.

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