Amor de madre deja una sonrisa en el rostro y un poco de alegría para encarar con más ánimos el resto del día.

Las relaciones familiares no son sencillas, motivo por el que son un tema habitual a tratar en el mundo de la ficción. Da igual si hablamos de películas, series, cómics o libros, y es que como decían en Don Quijote de la Mancha: En todas casas cuecen habas; y en la mía, a calderadas.

Amor de madre no es una película novedosa, me viene a la memoria Un desmadre de viaje (The Guilt Trip en original, lo que ya deja entrever lo errado de su título en nuestro país), pero sí es una película divertida y ese es su gran valor. Es cierto que en muchas ocasiones se aprecia un filme si este es atrevido o arriesgado, si presenta algo nuevo o no, pero también hay otro buen número de producciones recomendables que tan solo pretenden contar una historia, como es este caso.

Y lo logra, consigue sin mucha dificultad que los que estamos sentados en la sala nos evadamos del día a día, que nos olvidemos del resto del mundo y disfrutemos de la hora y media aproximada que protagonizan Carmen Machi y Quim Gutiérrez. Sin duda alguna ellos son lo mejor de toda la cinta, con una química estupenda en pantalla, y demostrando una vez más que son dos de los mejores intérpretes que tenemos en este país.

Es imposible no empatizar con ellos, con su vida, con sus fracasos, con las decisiones que les han llevado hasta el sitio en el que están. Más imposible todavía resulta no hacerlo cuando se dejan ir, cuando sus personajes empiezan a abrirse al mundo, a encontrarse por primera vez en mucho tiempo y a entablar una envidiable relación madre-hijo.

Justina Bustos en Amor de madre

Buen soporte a su trabajo dan Justina Bustos y Domique Guillo, como los dos posibles intereses románticos de ambos protagonistas y, lo más importante, como las dos personas que les harán avanzar en su camino. Por contra no sucede así con Yolanda Ramos, quien no termina de encajar en esta película con un personaje demasiado sobreactuado que se sale por completo de la realidad de la película (como Rowan Atkinson en Love Actually, solo que en su caso sí funciona).

El título está producido por Netflix y al igual que otras propuestas de su plataforma funciona a intervalos irregulares, lo que provoca que llegue a hacerse larga y no debería ser así. Con todo, y a pesar de sus defectos, consigue salir adelante, deja una sonrisa en el rostro y un poco de alegría para encarar con más ánimos el resto del día.

Carmen Machi y Quim Guitérrez en Amor de madre

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