Imagen promocional de Doctor Who. Créditos: BBC/ Disney
La nueva vida de Doctor Who está siendo muy bien recibida por sus seguidores. Más por los que son veteranos de la segunda era, la iniciada en 2005, que estaban acostumbrados a una serie caótica, con grandes esperas entre temporadas, parones intermedios… Algo que parece haber quedado relegado en el olvido gracias al acuerdo entre la BBC y Walt Disney.
Entramos en el que es el segundo especial de Navidad de la presente etapa pero casi parece el primero. Esto es así debido a que en el anterior la regeneración actual del protagonista, interpretado por Ncuti Gatwa, estaba muy reciente y ni el público, ni el actor, ni el personaje estaban familiarizados con el mismo.
Algo bien diferente sucede en “Joy to the World”. Ahora ha habido toda una temporada en la que ver a este nuevo Doctor, además de su mirada frente al espejo con el de David Tennant. Las pautas de cómo es y se comporta están establecidas, aunque queda mucho por contar.
Un Doctor en transición
Este Doctor, que todavía se siente un poco nuevo, se aleja por completo de los vistos en la era iniciada en 2005 aunque con matices. No cuesta pensar en él y ver lo que en origen Russell T. Davies quería hacer con Christopher Eccleston, en el caso de haber tenido tiempo para ello. Estamos en una cuenta atrás hasta que diga “Brillante” o “Fantástico”, o incluso se encuentre con esta versión suya.
Este proceso de reconstrucción del héroe, a su pesar a veces, queda bien claro en el momento en que se enfada consigo mismo y se adolece de sus pecados. De ser siempre tan misterioso, de no ser claro, de saber que por eso siempre está solo e incluso darse cuenta, en un horrible segundo de autoconocimiento, de que ni siquiera tiene una silla en la TARDIS. Así nadie puede sentarse con él, nadie puede conocerle de verdad (con matices, la TARDIS es igual de cambiante que él. Si no mira la Remembered TARDIS de Tales of the TARDIS).
Joy to the World es Steven Moffat en estado puro
Por desgracia este hecho que es muy importante, y un paso adelante en la serie, está orquestado en “Joy to the World” por Steven Moffat. Uno de los conocidos guionistas de la producción, showrunner hace tiempo, que si bien logra crear episodios entretenidos y que enganchan está por debajo de Russell T. Davies en lo que se refiere al tratamiento de personajes. En su caso todo es más forzado y menos orgánico.
No es per se algo malo pero sí que hace que momentos como este, donde se necesita un trabajo cuidado de la psiquis del protagonista, se vea más torpe. Steven Moffat es más un guionista de hechos y artificios que de desarrollo y profundidad, aunque siempre habrá que agradecerle la creación en Doctor Who de River Song y Missy, entre otros caracteres diversos.
Dos capítulos en uno
Esto se ve de forma clara en que este episodio son dos capítulos en uno. Y es algo muy notable y que queda patente en todo momento. Por un lado está la que podríamos considerar la trama principal, la que incluye a Joy, el Hotel del Tiempo (concepto este muy interesante que tiene reminiscencias a las historias de Supreme de Alan Moore) y las habituales carreras de la serie; y por el otro la relación entre el Doctor y Anita, trabajadora del hotel mundano en el que, por motivos que no es necesario destripar, el personaje se quedará por todo un año.
Dos historias totalmente distintas que terminan interrelacionadas pero de una forma bastante poco fluida. Literalmente suceden la una fuera de la otra, salvo por una muy breve y endeble conexión. Con todo su director Alex Pillai sabe salir bien del paso y el conjunto funciona bastante bien, claro que hablamos de un profesional con tablas que ha estado presente en series como Las escalofriantes aventuras de Sabrina, Los Bridgerton o Pequeñas mentirosas: Pecado original.
Emotivo y precioso
Lo que es innegable es que “Joy to the World” capta a la perfección la idea de ser un especial de Navidad, como otros anteriores entre los que destaca “A Christmas Carol”. Es así desde el título. Ese “Joy” hace referencia tanto a la inesperada companion, interpretada por la conocida Nicola Coughlan (Los Bridgerton), como al término en sí mismo que podría traducirse como “Alegría”, “Gozo” o “Júbilo”.
Mi pareja, intérprete de formación, propuso que bien podría haberse llevado al doblaje en castellano como “Gloria”, lo que encajaría en sentido y como nombre de un personaje femenino. Esto habría conllevado que en el momento de éxtasis del Doctor este habría dicho “Gloria al mundo” en vez de “Joy al mundo” (en referencia a Joy to the World, villancico que data del siglo XVIII y que es muy popular en Inglaterra).
Este no es el mejor especial de Navidad, o Año Nuevo que también los hubo, de Doctor Who pero sí es un especial tierno y emotivo con todo el sabor que debe tener. Hay carreras, giros inesperados, sorpresas, cameos de personajes históricos como Edmund Hillary, secundarios que están llamados a ser icónicos (el Trev Simpkins de Joel Fry), e incluso un guiño muy directo a James Bond. Aventura, emoción y diversión en estado puro.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012