Portada del cómic Devour de Aleta Ediciones
Hace ya largos años que los zombies están entre nosotros. Para muchos en la actualidad el hecho se produce con la historia Voodoo Hoodoo de 1949 de Carl Barks, otros con La noche de los muertos vivientes de George A. Romero en 1968 o de formas más recientes con 28 días después de Danny Boyle en 2002 o la exitosa adaptación a cines de Resident Evil del mismo año de Paul W.S. Anderson. Sea de la forma que fuere no puede indicarse que no hayan gozado de un gran tiempo de crecimiento y, como suele pasar, normalización. Los zombies llegaron para quedarse y es lógico dado que no pueden morir, si acaso cambian, se reconvierten y sirven para contar historias der personajes como sucede en Devour.
Los zombies, como los viajes en el tiempo, son un género que permite narrar aventuras y tramas de todo tipo. Son una excusa argumental que da mucho de sí, puede ser una simple persecución en la que intentar salvar la vida, una apocalipsis mundial, una comedia disparatada (¡Salve, Zombies Party (Una noche… de muerte)!) o algo mucho más intimista como ha sido la elección de Sergio Carrera. El autor de Devour usa a estos seres para forjar el encuentro entre dos mujeres, puedes que las últimas supervivientes del mundo, que sin conocerse y sin saber nada la una de la otra deberán confiar y forjar una relación. Les va en ello la vida.
Muerte y sexo en el fin del mundo
Esta relación no es solo empática, tiene mucho de físico. Sí, estamos ante un relato que si bien trabaja a sus dos protagonistas en el plano mental también lo hace en el físico, el erotismo es una de las bases de este cómic de la editorial Aleta y se hace con acierto, con suavidad, con intimismo y con mucha humanidad. Que nadie se confunda, hay escenas totalmente explícitas y nada veladas, pero todo hecho con buen gusto, con realidad y con la intención de mostrar más de sus dos heroínas desnudándolas metafórica y literalmente.
Devour es una lectura interesante que bien, y de forma sencilla, podría convertirse en un filme en cualquiera de las muchas plataformas de la actualidad. Un trabajo que gusta y mantiene la curiosidad hasta el final, un final que extrañamente se presagia de forma bastante clara antes de suceder lo que resta parte de la tensión que podría tener pero que igualmente es efectivo y funcional. Una historia unitaria bien narrada que deja, como solo puede ser un relato del apocalipsis, dolido y roto por dentro.
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