Si hay dos eventos que han re definido el Universo DC por encima de otros son Crisis en Tierras Infinitas y Flashpoint. Dos intentos de traer algo de orden al caos habitual de un mundo lleno de justicieros en capas y villanos enloquecidos, o más correcto sería decir de modernizar los conceptos a la vez que permitir al lector que no conoce el material que puede comenzar a leer sin toda la morralla que se acumula al pasar los años.

Al igual que sucedía en el tomo Convergencia: El Multiverso DC, Crisis en Tierras Infinitas, en Convergencia: Universo DC, Crisis en Tierras Infinitas el lector tendrá la oportunidad de encontrarse de nuevo con algunas de las encarnaciones con las que creció. Esas que nos maravillaron y nos hicieron soñar, justo antes de que todo comenzara a volverse oscuro y gris. No diré que eran historias totalmente blancas, pero hay que reconocer que tenían un saber que se ha ido perdiendo.

La portada trae al que es más recordado: Flash. El Flash de Barry Allen que hizo su mayor sacrificio al morir para que todo el Multiverso pudiera vivir. En esta ocasión se enfrentará a Superman, o casi. A El Superman, el hombre anteriormente conocido como Harvey Dent en la realidad Tangent. Terminaría volviéndose un dictador para así proteger su mundo del mal.

Otra de las interesantes muestras del pasado es la Jóvenes Titanes con guión de Marv Wolfman y la Patrulla Condenada de ese mencionado Universo Tangent, en las que se pueden ver claras las diferencias entre las formas de enfocar a uno y otro mundo. Aunque en esencia no dejan de ser un grupo de jóvenes héroes luchando por el bien.

Mucho menos colorista y más aterrador es el relato que junta a La Cosa del Pantano con el Batman vampiro, en esa Gotham (del cómic Lluvia Roja) infestada de estos seres y él siendo el único posible defensor del ciudadano. Un interesante relato gótico narrado por Len Wein y el ilustrador Kelley Jones. La joya dentro de un tomo que es desigual aunque de los más entretenidos de esta saga.

Por su parte Convergencia: Universo DC, Flashpoint es bastante menos interesante, pero no es extrañar ya que tampoco lo fue Flashpoint al final.

Aunque todo lo que rodea a Flash (que cumplía 75 años el pasado 2015) si está bien hecho es una delicia de leer y hay que hablar de la aventura que Tony Bedard mezcla a Flash (Wally West) y sus dos hijos con Fastback (la tortuga) como dos contrapartidas de súper velocistas que se cruzan cuando ambos recuperan sus poderes y empiezan a recorrer el mundo en el que se encuentran.

Por el camino el lector verá varias de las ciudades que habitan esa mezcolanza, como un Mundo Bizarro, Qward, o el mundo en el que los Freedom Fighters luchan contra los nazis (que ganaron la guerra). Una de las pocas veces que se tendrá la sensación real de ser una macro saga que afecta a diferentes realidades, al menos más allá de ver las diferentes peleas que suelen dejar bastante poco a la imaginación.

Se complica todo cuando aparece la Wonder Woman de Flashpoint en una preciosa viñeta a toda página de Tom Grummett, uno de los mayores alicientes de este tomo. Este dibujante canadiense ya ilustró en su día de forma maravillosa a Superman, Superboy, Robin o New Thunderbolts, con un estilo que bebe mucho de la edad de plata y es pura línea clara.

¿Esto es todo? No, claro que no. Otros personajes como el Átomo (en dos versiones) o los Titanes no se pierden la cita.

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