Un periplo extraordinario y delicioso.

Hay cómics cuya lectura es una experiencia maravillosa. Historias que te hacen soñar y viajar hasta mundos extraordinarios, lugares de una belleza incomparable en los que todo puede suceder, en los que la fantasía adorna cada trozo del camino y todo está decorado con baldosas amarillas. Brindille de Nuevo Nueve es uno de estos tebeos.

Un fascinante tomo lleno de magia y ensueño que hace temblar y reír, sentir la emoción de la aventura pero también el pesar de la incertidumbre y el desánimo. ¿Quién es la joven protagonista? ¿Qué destino hay para ella? ¿Cuál es este extraño mundo en el que todo sucede?

Estas son las inquietantes preguntas que desde un comienzo están presentes en el guion de Frédéric Brrémaud, quien como un viejo tejedor logra crear un tapiz de emociones y personajes extraordinarios que enamoran desde el primer momento. Una auténtica labor de artesano que hace viajar desde nuestro ordinario día a día hasta ese otro universo poblado por lobos, hordas de la oscuridad y una jovencita tan decidida como delicada que no cejará en su empeño de descubrir qué tiene el universo preparado para ella.

Igual de digno de aplauso es el trabajo como ilustrador de Federico Bertolucci, quien con un talento deslumbrante crea algunas de las páginas y viñetas más preciosas que ha visto el mundo del cómic en años. Su trazo es delicado y emotivo en todo momento, también fuerte y potente cuando lo precisa, y en todo momento es sencillamente espectacular. Su capacidad para crear y diseñar personajes se une a su talento para los escenarios, con un acabado tan atractivo que es imposible no pensar en lo bien que luciría todo de llegar a la gran pantalla.

Claro está que hablamos de dos autores que ya se conocen bien, y eso se nota en el acabado final de la obra. Anteriormente han colaborado juntos en la preciosa serie Love, una colección sin diálogo centrada en la vida animal por la que en ambos autores fueron reconocidos con sendas nominaciones en los prestigiosos premios Eisner. Con este historial, no hace falta decir mucho más.

Un periplo extraordinario y delicioso. Como dijo Karen Blumenthal, “Lo importante es el camino, no la meta. No se trata solo del logro de algo increíble. Se trata del propio hecho de hacerlo (…)”. Y nadie que lea Brindille podrá decir lo contrario.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *