Las comedias francesas, como Bienvenidos al Norte, tienen algo especial. Nunca he sabido muy bien definir el qué, pero ahí está.
Quizá sea esa habilidad para hacer crítica social a la vez que logran el más sincero humor, consiguiendo dejar al espectador un muy buen sabor de boca y calorcito en el corazón.
Puede ser eso.
Bienvenidos al Norte fue una de esas sorpresas que de pronto llegan a las pantallas y logran convertirse en todo un éxito. Esto es debido en parte a lo sencillo de su premisa, también a lo real de la misma, a la fina ironía y al talento sobrado de unos actores que ponen su talento al servicio de un guión ingenioso que escriben Alexandre Charlot, Franck Magnier y Dany Boon que además dirige.
Así la historia de Philippe (Kad Merad) no es distinta de la que pudiera suceder a cualquiera de nosotros. Un hombre que trabaja en correos y es trasladado (un castigo) a Bergues, una pequeña localidad de la Francia norteña. Algo que para él, residente en el sur de Francia, se le torna como si fuera un viaje al mismísimo infierno.
Todos a su alrededor le dan su pesar y temen por él. Él mismo siente cierto pavor y desconfía de un buen número de vecinos que solo intentan hacer que se sienta bien. Pero para que algo funcione, debe ser cosa de dos.
Poco a poco se verán los enredos y malentendidos, además de una cierta doble vida, y es que como le dice Antoine (Dany Boon), “Cuando un forastero viene al norte llora dos veces: una cuando llega y otra cuando se va”. Aunque el tiempo entre medias es realmente increíble.
¿Y qué hace funcionar a una comedia de estas características? Lógicamente no todo el mundo conoce Francia, y menos las diferencias entre regiones. Visto de esta forma podría pensarse que es una película únicamente pensada para el público galo e incapaz de tener sentido fuera, pero como decía el noveno Doctor (Who) interpretado por Christopher Eccleston cuando es preguntado por su acento, “Todos los planetas tienen norte”.
Esa es la clave. Todos los países tienen esa separación o más bien esas diferencias (u otras). Las ciudades y regiones no son iguales, algo fácilmente comprobable si uno va de Madrid a Barcelona. O a Sevilla.
Eso mismo sucede en Bienvenidos al Sur, revisión en formato italiano de Bienvenidos al Norte que dirige Luca Miniero y escribe Massimo Gaudioso. Aquí el cambio es al revés que en la original, quizá suavizándose algunos aspectos por el camino y perdiendo también cierta gracia inherente a la primera obra. Claro que de verse sin saberlo, puede ser que no se note tanto pero las escenas iguales, mismos diálogos y argumento totalmente trasladado hacen que peque de repetitivo.
Con todo es interesante verla para contemplar los pequeños giros y las adecuaciones de una misma historia a un público diferente. Así por ejemplo encontramos que el personaje femenino por el que Antoine bebía los vientos es completamente distinto. Dos ejemplos son que en el lugar en el que había una jovencita encantadora aparece una morena de generosas curvas o la escena del restaurante en la que el protagonista intenta hablar como sus compañeros de oficina, en cada caso hecho para parodiar la del sitio en concreto.
La propuesta de Cameo de lanzar ambas películas en un mismo pack es interesante, al menos desde el punto de la curiosidad y la oportunidad de poder disfrutar de estas pequeñas diferencias. Aunque no negaré que también si no se conocen ambas películas puede dar lugar a un pequeño mal entendido, al suponerse que la una es secuela de la otra.
Disfrutad del visionado. Os lo pasaréis bomba.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012