Un lugar que parece salido de la mente de Robert E. Howard y Frank Frazzeta en el que el peligro acecha en cada esquina y los monstruos están por todas partes.

Cuando a cualquier lector de cómic americano, me refiero en concreto al de superhéroes, se le habla de Amazing Fantasy de forma automática los pensamientos se dirigen a Spiderman. Algo lógico ya que fue en esta publicación, en su último número, el lugar en el que el personaje vio la luz por primera vez para rápidamente pasar a tener su propia colección (y convertirse igual de rápidamente en el emblema y héroe más conocido de Marvel Comics).

Con esto en cuenta es más que entendible que Kaare Andrews haya escogido al arácnido como uno de los tres protagonistas de esta nueva versión de Amazing Fantasy, comparte el podio con la Viuda Negra y el Capitán América que de hecho es quien lleva el peso de la portada. La idea es muy sencilla, estos tres justicieros en distintos momentos de su vida de pronto aparecen en un increíble e imposible mundo de fantasía.

Una fantasía asombrosa ya que nos ponemos, un lugar que parece salido de la mente de Robert E. Howard y Frank Frazzeta en el que el peligro acecha en cada esquina y los monstruos están por todas partes. Algo que se aleja mucho de lo que es habitual en estos personajes, salvo en las contadas ocasiones que visitan la Tierra Salvaje, pero Kaare Andrews ha sabido integrarlos bien en ese extraño paisaje sin que por el camino dejen de ser ellos mismos.

La mezcla podría no haber salido bien ya que es bastante arriesgada, pero extrañamente todo logra funcionar y enganchar. El cómic resultante es una refrescante lectura que si bien sale del mundo de los superhéroes, que en ocasiones es más repetitivo de lo que nos gusta reconocer, se aleja también de este genero para caer de lleno en una historia en la que no nos cuesta nada imagina a Conan o a Bilbo Bolsón.

Dice Julián Clemente en su epílogo que esta historia “aspira a que lo volvamos a leer dentro de cinco o diez años, sin otro condicionante que lo mucho que la disfrutamos la primera vez.”, y tiene toda la razón del mundo. Aunque personalmente creo que se equivoca en un detalle, no esperaremos cinco o diez años, dudo que lo hagamos tan solo uno, querremos volver a leerlo a las pocas semanas.

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