Un día perfecto es el idóneo título irónico para esta película que camina con cuidado entre la comedia y la más pura denuncia social. Ya desde los primeros minutos de la cinta el espectador tendrá claro que todo está bien lejos de resultar siquiera cercano a la perfección, pero por otro lado según vayan corriendo los minutos también quedará claro que realmente es perfecto en sí mismo. De hecho no podría ser de otra forma.

Con un reparto encabezado por Benicio Del Toro y Tim Robbins queda claro que es una producción de envergadura que apuesta por actores de reconocido prestigio, algo que además se presenta como totalmente necesario ante lo complejo de los personajes. O más bien dicho lo humano de los personajes ya que no son más que una traslación a la pantalla de personas normales y habituales, con sus dudas, miedos, chistes privados y toda una vida por recorrer mientras dejan otra detrás.

Del Toro lleva sin duda el peso fuerte como Mambrú, un cooperante que está a punto de regresar a su país para empezar una nueva etapa pero antes de hacerlo tiene que deshacerse de todo el equipaje que lleva, si es que puede. A su lado están Tim Robbins como B, el menos normal de todos, y Mélanie Thierry como Sophie, una joven francesa que empieza a descubrir el mundo en el que se ha adentrado.

Ellos tres son los roles protagonista jugando cada uno papeles que completan los de los otros y dando visiones muy diferentes que ayudan al espectador a tener una idea global de todo lo que está presenciando. No estarán solo y en su recorrido les acompañarán Olga Kurylenko, una bella rusa que tiene un pasado con Mambrú, y Fedja Stukan como Damir, el intérprete que les ayudará más allá de esa simple función.

Estos cinco actores y personajes son los peones de la fábula que ha creado Fernando León de Aranoa; una road trip en toda regla que se sostiene totalmente por las relaciones entre ellos, ayudados de unos diálogos muy bien construidos que logran completar el desarrollo de unos personajes con gran fondo, además de un pasado que en ocasiones se muestra y en otras se intuye.

Todo esto se suma a un muy buen ritmo y una película que no deja nada al azar, mostrando lo mejor y lo peor de los seres humanos. Más todavía en situaciones límites en las que se mezclan la supervivencia con las pasiones, también con el odio y sencillamente con las flaquezas a las que todos debemos hacer frente cada día. El realizador no ha dudado también en hacerse con una interesante selección musical para la banda sonora del film que se presenta como el acompañamiento perfecto, dando además mayor sentido a las escenas que se están proyectando y a los sentimientos de cada uno de los participantes.

Un día perfecto no es una película perfecta, pero se acerca mucho.

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