En los dos post anteriores hemos revisado dos formas muy sencillas para ver qué reputación tenemos.
La primera de ella era hacer una búsqueda sobre nosotros en Google y ver los resultados que salen. Por supuesto para que sea algo efectivo debemos hacerlo tras haber salido de nuestra sesión, además de completar el ejercicio consultando otros buscadores.
La segunda era en base a Twitter, una de las redes que más crecimiento ha tenido en los últimos años (que tampoco son tantos, todo sea dicho). Aquí la recomendación era mirar las listas en las que se nos ha incluido, ya que nos hará ver la concepción que otros tienen en base a lo que vamos escribiendo.
A estas dos quiero sumar una tercera, muy humana y que no suele hacerse demasiado a menudo: preguntar. Sí, solo eso. Preguntad a vuestros seguidores.
Sin más.
En las redes que usemos.
Para este experimento pedí a la gente que me definiera con tres palabras. Daba igual si eran buenas, malas, si eran adjetivos, verbos… Tres palabras, nada más. Y esto fue lo que me encontré:
Excéntrico, estilo, melómano, perilla, corbata, estilo. genio, playboy, filántropo, trabajo, entusiasmo, autoconfianza, peculiar. Íntegro, sensible, pajarita, perrito, elegante, agradable, potenciador, relajante, fenómeno, grande, comunicador, trabajador, constante, gentlewriter, ocurrente, elegante, espabilado, raro. Atrevido, ¿he dicho raro?, luchador, cartesiano, entrañable, inteligente, creativo, majete, dandy, whovian, curioso, emprendedor, periodista, amigo.
Encontré, en parte, lo que me esperaba. Con alguna agradable sorpresa, que nunca viene mal para alegrarte el día.
Este es un ejercicio realmente simple y que puede funcionar muy bien. Todos tenemos decenas de personas en nuestras redes, con unas pocas que respondan podemos hacernos una idea del tipo de perfil que los demás ven en nosotros (lógicamente, a mayor número de contestaciones, más exacto será).
Probadlo 🙂
