Uno de los puntos que hicieron destacar a Spiderman en el momento de su nacimiento en 1962 fue el no ser un ayudante. Lo habitual en los cómics de entonces, y desde tiempo antes, es que los adolescentes no fueran los héroes protagonistas y estaban destinados a ser ayudantes como Robin o Toro. No es cierto que el arácnido fuera el primero en esta tesitura, Star-Spangled Kid no solo era adolescente y un héroe protagonista si no que su ayudante era un adulto, pero más allá sobran dedos de una mano para contarlos. Y ya era hora de que Spiderman tuviera el suyo, su propio Spider-Boy.
Un ejercicio de retrocontinuidad
Este personaje tiene una curiosa historia que es pura retrocontinuidad. Él ya estaba ahí, hacía tiempo, pero fue borrado de la continuidad y ahora ha vuelto aunque nadie lo recuerda (parcialmente un hecho parecido al de Sentinel). Así que su vida está toda por narrar aunque ya tenga una previa, pero esto es algo que por ejemplo (más o menos) hizo Kurt Busiek en Las historias jamás contadas de Spiderman en las que incluso creó nuevos villanos y hechos del pasado hasta ese momento desconocidos.
El arte ágil de Paco Medina y Ty Templeton
Pero vamos a centrarnos en este tomo titulado Spider-Boy: El chico menos maravilla que sale de las mentes de Dan Slott, Paco Medina y Ty Templeton. Vamos a empezar por el final, por los dos ilustradores que en estas páginas crean láminas llenas de vida y emoción, sus trazos son ágiles (casi tanto como los personajes) y sus viñetas entran solas. Combinan a la perfección la épica que precisa un cómic de superhéroes de Marvel con la inocencia y magia que necesita lo infantil, dado que el protagonista (y no debe olvidarse) es un niño.
Por cierto, Ty Templeton puede que resulte familiar a muchos lectores que hayan crecido a lo largo de los años 90 del siglo XX y principios del 2000. Esto será así dado que el ilustrador estuvo muy vinculado a los cómics de Los Simpson de Bongo Comics y también a los de Batman Adventures, personaje con el mantuvo vínculo gracias a Batman 66.
La diversión de Dan Slott
Y vamos con Dan Slott. Ahora mismo este guionista está en la cresta de la ola, si es que la expresión se sigue usando. El listado de personajes Marvel que han pasado por sus manos es realmente enorme desde Estela Plateada, en una de sus etapas más gloriosas, hasta Kang, Lobezno y por supuesto Los Cuatro Fantásticos y el propio Spiderman. Siempre cumple, siempre es coherente, siempre es entretenido y leer un tebeo firmado por él es asegurarse un buen rato de diversión.
En este Spider-Boy: El chico menos maravilla hace lo que sabe mejor: Contar historias. Historias que son todo lo dicho en el párrafo anterior y además nos deja con ganas de más. Su Spider-Boy es entrañable y heroico, es valiente y naíf, es un personaje que lo tiene todo para ir subiendo en la escala poco a poco, para ganar puntos y terminar siendo todo un icono como sucedió en su momento con Miles Morales (que aunque para muchos sigue siendo un personaje de nueva hornada hay que recordar que nació en 2011, hace más de una década).
Spider-Boy es Spider-Boy
¡Pero Spider-Boy no es Miles! ¡No es Spider-Man! Que nadie piense eso. No es un remedo de este, o de Peter Parker aunque en esta historia haya una vinculación muy directa con uno de sus enemigos clásicos, él es su propio personaje, con su propia y estupenda personalidad, su estilo de aventuras, sus propios (y bastante sorprendentes) villanos, y su propia forma de hacer las cosas. Se equivocará, se tropezará, escuchará (o no) los consejos de su mentor y aprenderá a ser un héroe. Y este, es el primer paso.
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