Paradise is Burning no se anda con medias tintas. No endulza, no hace un cuento de algo que no lo es, no intenta que el trago deje de ser amargo y no pretende mostrar algo que no es. Es una historia dura desde el primer segundo, anclada en la pérdida de la infancia a la vez que en la tristeza de ser adulto, no parece haber esperanza o hueco para la alegría o la felicidad. Hasta que aparecen y es que la alegría y la felicidad siempre logran entrar por la puerta, da igual lo oscuro que esté todo, siempre hay un resquicio de luz.
El descubrimiento de Bianca Delbravo
Por un lado tenemos a las tres hermanas protagonistas (Laura, Mira y Steffi) interpretadas por Bianca Delbravo, Dilvin Asaad y Safira Moosberg que en todo momento logran transmitir a la perfección la química que su relación necesita. Son hermanas, son amigas, son hijas, están solas, perdidas, juntas y decididas a seguir estarlo. La suya es una infancia que no parecen tener derecho a tener y una adolescencia que está destinada a ser perdida. Los hijos son las consecuencias de sus padres, para lo bueno y para lo malo.
Las tres niñas sacan adelante sus papeles con una habilidad y talento maravillosos por su corta edad y ser este su primer papel, pero por encima de todas destaca Bianca Delbravo que es el principal soporte del filme que firma Mika Gustafson. Su trabajo es delicado cuando debe serlo, es contenido cuando debe serlo, es furioso cuando debe serlo, es tan adulta como adolescente y tan adolescente como adulta. Es, expresado de forma sencilla, lo mejor de la película.
La tristeza de ser adultos
Su periplo entre la adolescencia y la adultez se completa con el que vive Hanna a la que da vida Ida Engvoll, una mujer que muestra la tristeza de ser adulto, de dejar atrás una adolescencia sin estar preparado para ello y el cómo los anhelos del pasado pueden romper las alegrías del presente. O, desde otro punto de vista, servir de cadenas de una realidad que no se quiere. La mezcla de ambas, de Engvoll y Delbravo, funciona a las mil maravillas, ambas se complementan y hacen que las actuaciones respectivas brillen más todavía.
Una fábula realista
Brillan ellas en contraposición de los tonos elegidos, más neutros y apagados, lo que es una elección artística a respetar pero quizá sea dar pan con pan. La trama y lo que se plantea es por sí misma lo suficientemente taciturna sin que sea preciso forzarlo, puede que de haberse escogido tonos más vivos y una fotografía más luminosa la contraposición de uno y otro punto hubiera sido una muy buena forma de potenciar el argumento y las vivencias de los personajes, sus dudas, miedos, dolor, alegría y escasa felicidad.
Mika Gustafson firma en Paradise is Burning su segundo largometraje, el primero fue Silvana en 2017, una fabula que apuesta por la realidad más que por la ensoñación, un relato sobre la infancia y el camino hacia ser adultos que deja claro lo complicado del proceso y de ambos mundos. En ocasiones más a trompicones de lo necesario, con cierta falta de ritmo que solo obedece a su inexperiencia frente a un largometraje pero del que logra salir con suficiente solvencia y un cartel de neón que dice “Estad atentos, esto es solo el principio de una gran carrera”.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012