Pitufos en la gran pantalla, pudo salir bien.

Pese a haber sido creados en 1958, los Pitufos no han tenido una adaptación cinematográfica de gran calado hasta la segunda década del siglo XXI. Casi sesenta años en los que los pequeños personajes azules nos han dejado historias bonitas e inocentes, en algunas de las cuales se escondían mordaces críticas que pasaban desapercibidas a nuestros infantiles ojos y no ha sido hasta años después que hemos descubierto la genialidad oculta de las mismas.

¿Qué podemos esperar de una película de los Pitufos? Como ha ocurrido anteriormente con adaptaciones de otras franquicias, hay material impreso suficiente para poder hacer una mezcla de ellas y que los aficionados puedan reconocer, dentro de la historia principal, pequeñas subtramas o guiños a otras. O, como en otros casos, se puede llevar la trama por un camino diferente.

En su primera versión cinematográfica, nos encontramos en la aldea donde los Pitufos se están preparando para el festival de la Luna azul. Su peor enemigo, Gargamel (y su mascota/lacayo, Azrael), obsesionado con atraparlos y hacerse con su esencia mágica azul. Mientras recoge setas para el festival, Torpón se encuentra con Gargamel y, sin querer, le lleva hasta la aldea. Los pitufos corren en todas direcciones, y Papá Pitufo, Torpón, Pitufina y varios otros acaban atravesando un portal que les lleva hasta la Nueva York actual. Allí, y con la ayuda de Patrick (interpretado por Neil Patrick Harris), intentarán regresar a casa.

Aunque la premisa suena interesante, la cinta no alcanza ningún tipo de expectativa. Se queda en una historia sosa y predecible, con algún que otro chiste gracioso para los más pequeños y poco más, dando como resultado un producto absolutamente comercial en el que los pitufos comparten protagonismo con los actores más de moda de las series del momento.

Unos años después, apareció la segunda parte, de la que poco se esperaba y, efectivamente, no defraudó. En esta secuela, los pitufos preparan en secreto el aniversario de la llegada de la Pitufina al pueblo. Mientras, Gargamel reside en París junto a dos seres creados por él, Vexy y Hackus, parecidos a los pitufos pero sin su peculiar color azul. Para lograr más esencia azul, Gargamel planea crear un portal con lo poco que le queda de ella para atrapar a la Pitufina y que le revele el secreto para crear pitufos que utilizó Papá Pitufo con ella.

La segunda parte profundiza un poco más en uno de los personajes principales. Aunque de forma breve, se relata el origen de la Pitufina como creación de Gargamel, algo a lo que se hizo mención en la anterior película sin dar más detalle. Estamos ante una historia aparentemente interesante que, tristemente, queda empañado por el mismo problema que en la película anterior: el producto vuelve a escasear en imaginación y drama.

Ambas películas pecan de argumentos simplones, con una estructura similar casi paralela, predecibles y de un humor muy descafeinado que a menudo juega con las modas del momento, además de dar mucho protagonismo a los actores de carne de hueso. Un producto totalmente hecho para niños y que poco lugar deja para el “para todos los públicos”.

Como datos positivos, por un lado tenemos que la animación de los pitufos es muy buena y se adapta perfectamente a los escenarios reales en los que aparecen. Y por otro, que pese a la modernización de la trama y de los escenarios, en ambas cintas se percibe respeto y cariño por la obra original de Peyo. Y es que los pitufos no intentan comportarse ni hablar de forma “moderna” para “conectar” con el público o hacer gracietas estúpidas, sino que se ciñen a sus personalidades.

También, ante la cantidad de famosos que encontramos en ambas películas, incluyendo a los que ponen voces a nuestros amigos azules, hay que destacar el gran papel de Hank Azaria (famoso por darle voz a varios personajes de los Simpson entre los que destacan Apu, Moe y el jefe Wiggum) como el malvado mago Gargamel, con una interpretación digna de los mejores álbums de Peyo.

El 31 de este mes de marzo se estrena la película que cierra la trilogía azul. ¿Y qué podemos esperar de ella? Para empezar, parece que la trama se aleja del mundo real para quedarse en el mundo fantástico donde los pitufos descubrirán los misterios de la aldea perdida. ¿Qué secretos se esconderán en dicha aldea?

Artículo de Jordi Olivera.

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