Vuelve Kevin Costner a la dirección y su propuesta es crear una saga americana en cuatro partes. Sí, lo que lees: su idea son cuatro partes en caso de que estas dos primeras tengan éxito. ¿Lo consigue? No es oro todo lo que reluce…
No se puede negar que hay un respeto absoluto al género western por parte del director, algo digno de admirar sabiendo la importancia que ha tenido en la formación audiovisual de muchos de los grandes directores de nuestro tiempo. Por este respecto no se puede hacer ninguna tacha a la película.
Pero, cuando entramos al terreno de la historia, si aparecen algunos peros. El hecho de querer contar una historia tan grande necesita crear unos cimientos fuertes, intención absoluta de este capítulo, claro está. Sin embargo, como decía, hay un par de peros en esta construcción mastodóntica.
Los peros
La localización: como reza el título es una saga americana, por lo que está hecha para un principal disfrute de los habitantes de ese continente. Esto no tendría que ser un problema hasta que encontramos que la película se desarrolla en varios puntos de la geografía norteamericana, la cual nosotros no tenemos porque conocer, dificultando así la orientación y no saber si los personajes están más o menos cerca unos de otros.
El reparto: un numeroso equipo para hacer frente a los varios relatos que se desarrollan en el filme. Buen acierto el de Costner en cuanto a no actuar como protagonista único de la función, dejando el peso más grande a otras historias antes que a la suya. Su cuota de pantalla es escasa, aunque imagino que se incrementará en los futuros capítulos. El resto del reparto parece tener un equilibrio notable, dando igual importancia tanto a los colonos americanos como a las tribus indias. Cada historia se cuenta sin ninguna intención moralizante al respecto, lo que resulta curioso. Si bien es cierto, que hay algunos actores anunciados con peso y su aparición aquí está lejos hasta de ser un cameo.
El ritmo: este es el gran pero que encuentro a este largometraje. Al tratarse de tantas historias, todas necesitan desarrollarse y es algo que sucede sin duda a lo largo de estas tres horas. Ahora bien, no hay tiempo suficiente para acomodarse en ninguna: cuando empiezas a coger el hilo de la que estás viendo, se cambia a otra de ellas y tienes que volver a crear el puzzle de situación para orientarte, lo que dificulta seguir las tramas en su conjunto.
En conclusión, la película es entretenida y está bien pero, como dije al principio, se trata de una introducción con todo lo que eso conlleva. Suceden cosas a lo largo del metraje, pero ninguna con el peso suficiente como para justificar esa duración. Además, los últimos minutos se dedican a presentar lo que sucederá en el capítulo siguiente, que visto lo visto, tendrá una duración aún mayor para que encaje con lo presentado… Tres horas después no se por donde van los tiros (y perdón por la expresión), quizá por eso hay que forzarse a ver el segundo capítulo.
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