Frost, perrito de aventuras, en Un sustituto para Navidad, su relato navideño de 2025. Créditos: docpastor.com - Amamos la Cultura Pop
Frost está muy cansado
pues su última aventura lo ha dejado agotado.
A casa quiere pronto llegar
pues una siesta va a necesitar.
Pero apenas la cama ha tocado
que le llaman con un recado.
Y es que Papá Noel se ha tropezado,
ha caído de un tejado y un pie se ha lastimado.
“¿Qué vamos a hacer?» Dice María Navidad.
«No puede ser que se pierda esta festividad”.
El perrito de aventuras sabe qué debe hacer.
“Corriendo iré al Polo para ayudar con tal deber”.
Cogió su abrigo más peludo y frondoso
pues allí el frío suele ser horroroso.
Llamó a su amigo y nave Duque
que es un portentoso buque
y juntos emprendieron el camino
con el Polo Norte por destino.
Al llegar una elfa les esperaba
se la veía inquieta y alterada.
Los elfos sin Papá Noel no pueden estar
y es que sin él no saben trabajar.
“¡Los juguetes se perderán!
¡Los cochecitos no se repartirán!”
Gritaba la elfa sin consuelo
a Frost que recién tocaba el suelo.
Rápidamente fue a ver a María Navidad
quien cuidaba a su marido con gran afectividad.
“El pie derecho se ha roto”, dijo al perrito.
“Y el izquierdo lo tiene más bien frito”.
“¡Qué contratiempo!” dijo San Nicolás
que pensaba que en la cama estaba de más.
“¡Los regalos hay que repartir!
¡Los niños no pueden quedarse sin sonreír!”
Frost sabía que le iba tocar a él hacerlo
además no era la primera vez en verlo.
En el pasado con Navidoso en el trineo voló
y la noche estrellada con alegría surcó.
Pero Navidoso este año está ocupado
resulta que su saco no tiene remendado.
“Tendré que ir solo a toda parte
para repartir los regalos con mucho arte”.
Al trineo fue corriendo sin espera
allí a los renos les daban de comer pera.
Los elfos los juguetes habían cargado
y todo estaba listo y preparado.
Una vez más Frost, perrito de aventuras, el cielo surcaba
y hay que ver lo bien que se lo pasaba.
Las estrellas reían a su paso y las nubes jugaban
pero el las apartaba pues los niños le esperaban.
Aterrizó en Londres con premura
no sin antes saludar a una hermosura.
Una niña pequeña que fósforos vendía
a la que buscó una casa y familia con algarabía.
La siguiente parada era Valencia
que solo de nombre se parecía a Palencia.
Ni tiempo tuvo de la paella probar
pues todavía quedaban juguetes por entregar.

A París en Francia llegó cuando era de noche
le sorprendió que la gente comía queso a troche y moche.
A un silencioso mimo sorprendió
y no veáis el susto que le pegó.
Cuando en Núremberg aterrizó apenas quedaban juguetes
pero por suerte todavía tenía varios chupetes.
A una guardería llevó a los renos con su trineo
para dárselos a bebes con un pequeño besuqueo.
¡La noche de repartir regalos terminaba!
El sol sonriente por el horizonte asomaba.
Pero quedaba un último juguete para repartir
y hasta Villatroll debería de ir.
Allí estaba Navidoso arreglando el saco roto
por una patada de su hijo que era un poco loco.
A escondidas un coche de carreras dejó
y también unas vendas añadió.
Ahora al Polo Norte podía volver.
La buena noticia iban a saber.
¡La festividad se había salvado!
Otra Navidad había llegado.
Al aterrizar Frost se encontró con un buen festín
en el que había de todo, hasta comida de postín.
Los elfos con alegría e intensidad cantaron
y todos ellos las notas equivocaron.
Papá Noel con sus muletas bailaba
y María Navidad buenos besos le daba.
Los renos también celebraban
pues hasta ellos se carcajeaban.
Entre el barullo Frost se escabulló
pues un último gesto debía hacer.

Dos tazas de buen chocolate llevó
para con su amigo Duque beber.
Era su tradición de Navidad
y nunca la olvidaban en esta festividad
Los dos del Polo Norte se fueron
sin que nadie viera como se escabulleron.
Volaron por encima de la Tierra
y se acercaron hasta una estrella.
Brindaron con dos tazas más
por vivir aventuras sin dejar una sola atrás.
Y así es como Frost, perrito de aventuras, salvó la Navidad.
Una fecha que nos encanta pues es una gran festividad.
Pero queda un regalo para dar
el que el Duque le quiere entregar.
“Toma, fantasticán, es algo especial”.
Se lo da y es que su amistad es primordial.
Es un sobre que dentro tiene una tarjeta.
En la misma pone algo escrito con buena letra.
“Te deseo muchas buenaventuras
y que… ¡Salgamos a vivir aventuras!”
FIN
Puedes leer la última novela de Frost, perrito de aventuras (Los gargantúas del mañana) pinchando aquí.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012



