Celia y Fina en Entrepieles. Créditos: Arteria Producciones
Los títeres cuentan historias. Estas pueden ser muy diversas y para todo tipo de públicos. Desde las infantiles como Los tres cerditos o Cenicienta, como otras tantas para adultos que es donde se sitúa Entrepieles. Marionetas pensadas para un público de más edad, con una trama centrada en problemáticas psicológicas, las relaciones y lo tóxico de algunas de ellas.
Personas que no títeres
Sobre el escenario está Josean Mateos y nadie más. Él lleva el peso de toda la función sin ningún otro actor o actriz sobre el escenario. Pero sí dos títeres, los de Fina y Celia. Dos mujeres bien distintas, una anoréxica que sufre por su pasado y otra obesa que desafía todo lo desafiable. Dos perfiles bien distintos que son más que marionetas.
No mueven los ojos, tampoco los labios, no tienen piernas y se ve en todo momento a Josean Mateos manejarlas en Entrepieles… y pesar de ello están vivas. Son dos actrices encima de las tablas compartiendo escenario con él. Dos seres inertes que cobran vitalidad, sentido y personalidad propia. Esa es la magia del teatro, y es algo maravilloso.
Referencias en Entrepieles
Como he comentado en anteriores críticas, y es algo a tener muy en cuenta siempre, los creadores de ficciones somos a su vez consumidores de ficciones. Por eso es inevitable que en las mismas se cuelen guiños y referencias de aquello que gusta, apasiona o que tiene sentido y significado, personal o para la obra en su total.
En Entrepieles hay varias pero dos llaman la atención. La primera es una muy evidente cuando Josean Mateos recita el más que conocido monólogo de Seguismundo en la obra La vida es sueño de Calderón de la Barca, que el público no dudó en acompañar en el recitamiento. El segundo guiño, mucho menos claro a menos que lo conozcas de antemano, es a la canción Todos los días sale el sol, algo que es mentado sobre el escenario con el término “Chipirón” tan característico de esa preciosa canción.
Giro y final previsibles, y este poco satisfactorio
Si bien la dirección de Paco Paricio y el guion de Adolfo Ayuso funcionan y aunados dan una buena representación también hay que decir que pecan de ser previsibles. Sin entrar en detalles, dado que nunca hay que destripar y siempre dejar disfrutar, sí puede indicarse que el giro final, en teoría sorprendente, se ve llegar de forma muy clara en la lejanía. Y es que la narrativa funciona de una forma muy concreta.
El final por su parte se torna apresurado sin dar espacio a su desarrollo orgánico, además de centrarse en Virgilio en vez de en Dante. Si bien la importancia de la obra está en Fina y Celia, siendo ellas las auténticas protagonistas, el cierre lo hace en su compañero humano, del que si bien se han dado varias pinceladas en la representación no deja de ser el guía para el desarrollo de ambas, un secundario en el mejor de los casos.
Un preestreno y todo puede cambiar
Dicho esto, hay que matizar que la función de Entrepieles a la que acudimos desde docpastor.com – Amamos la Cultura Pop fue un preestreno, con la sala llena y un público bien atento, así que todo lo indicado en esta crítica debe cogerse con palillos. Un preestreno es una toma de contacto y tras el mismo la obra puede variar, incluso tras haber sido representada y varias veces (al musical de Los Addams me remito), con lo que puede que en una próxima función uno o varios puntos sean diferentes.
Lo que ojalá no lo sea es el buen hacer sobre el escenario de Josean Mateos, su desempeño con los títeres y su capacidad para convertir a Fina y Celia en personas reales. Una muestra de habilidad, maestría, talento y saber estar sobre las tablas de un teatro.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012
