Batgirl es un personaje de sobra conocido por todos. Una creación de el guionista Sheldon Moldoff en 1961, la joven que era el alter-ego de Betty Kane, sobrina de Kathy Kane, alias Batwoman, pero que realmente no es ni de lejos en la que se piensa cuando se menta a este personaje.
Más bien es el diseño que hizo Carmine Infantino a petición del legendario Julius Schwartz cuando los productores de la serie televisiva de Batman solicitaron la creación de un heroína para atraer al público femenino. Fue en 1967 que llegó tanto al cómic, en The Million Dollar Debut of Batgirl, y a la serie con el rostro de la fallecida Yvonne Craig.
Esta ya sería Barbara Gordon, la hija (o sobrina, depende de épocas y cronologías) del Comisario Gordon que por casualidad y una fiesta terminará siendo Batgirl. Logrará ganarse el respeto de los dos justicieros de Gotham pero el destino en forma de Joker se cruza con ella y la deja paralítica, comenzando la que será su carrera como Oráculo. Bajo este nombre ayudará a muchos héroes dándoles toda la información que precisan para lograr el éxito en sus misiones, además de volverse mentora de otras jóvenes que continúan su legado.
Eso es el pasado y ahora vuelve a gozar de plena salud así que recoge el manto del murciélago para retomar su vida como Batgirl. Se trasladará a Burnside y allí se rodeará de todo un elenco de interesantes secundarios, incluyendo su amiga Canario Negro, para lograr empezar de cero tanto siendo una aventurera como en su día a día más ordinario.
Quizá no sea todo tan sencillo como ella esperaba, pero logra hacerlo lo mejor posible y su mente que es prácticamente un ordenador será indispensable para ello. Igual que el tener cerca un smartphone, al menos muy claro lo tenían Cameron Stewart y Brenden Fletcher al hacer que use de forma habitual su teléfono igual que cualquier otro ciudadano.
Este detalle que puede parecer superficial no lo es tanto, ya que logra un acercamiento al mundo real y al momento que en muchas ocasiones suele dejarse de lado en los cómics. Es cierto que hay móviles y ordenadores pero prácticamente relegados a objetos secundarios o fantasiosos (como el Bat ordenador), nada parecido al cómo lo usan las personas que en este caso además es aprovechado por Babs Tarr para jugar con la narrativa y las viñetas.
La Babs (Barbara) de la ficción hablará con sus amigos a través de un servicio de mensajería instantánea ya sea para pedir ayuda contra un villano o preguntar de qué querían el café, e incluso llegará a abrirse su propia cuenta de un “no puedo creer que no sea Instagram” para ser ella misma la que gestione sus perfiles. ¿No os suena esto a lo que cada uno de vosotros hacéis en vuestro día a día?
Pero si algo hay que elogiar a este cómic es que está lleno de viñetas. No, no sucede esto con todos y por desgracia desde hace años la tónica no es esta. Este tomo de ECC es una maravilla que llena sus páginas de viñetas, de historia, de una trama que da para leer durante un buen rato y dejarse llevar por el dibujo casi cartoon de Babs Tarr que cobra todavía más fuerza con los vivos colores de Maris Wicks.
¿Hacía falta traer de regreso a Barbara Gordon para ser Batgirl? Si esa es la pregunta os diré que no, ninguna falta. Pero, y es un pero importante, lo que siempre hace falta es un cómic de calidad en el que los autores realicen un buen trabajo, conozcan a los personajes y sepan llevar al lector de principio a fin, y eso (¡ah, amigos!), eso sí que hace siempre falta.
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