Candace Hilligoss como Mary Henry en Canival of Souls de Herk Harvey

Candace Hilligoss como Mary Henry en Canival of Souls de Herk Harvey

Zaragoza Fear elige la película de culto Carnival of Souls y es un acierto.

La tarde caía y la luz del sol se había ido ya. Las farolas encendidas y las luces de los escaparates iluminaban la vida de las personas que, al ser sábado por la tarde, iban y venían entre risas, encuentros y compras. Una joven se hace una foto en la Plaza de España, una pareja pasa a su lado en su propio mundo de romance, una abuela pasea con su nieta cogida de la mano y mientras todo esto sucedía unos pocos estábamos en la sala de proyecciones del Centro de historias preparados para ver Carnival of Souls.

¿Qué? ¿No te suena este filme? No te preocupes, a mí tampoco. No lo conocía y preferí ir lo más virgen posible para disfrutar de la experiencia al máximo. Una experiencia que empezó como otras tantas proyecciones en festivales, con una pequeña presentación y algunos datos sobre el título. Que si bien resultaron interesantes por desgracia contaron más de lo que se debía, al menos varios tuvimos claro el inesperado giro de la trama por esto mismo.

Las luces se apagan, el proyector se enciende, el público se silencia y las imágenes empiezan a aparecer en la pantalla. Una carrera de coches, un accidente, una superviviente y un mundo que se vuelve del revés. Terror psicológico hecho en los años 60 con buen gusto, una fotografía cuidada que llama la atención desde el minuto uno y una estupenda elección de actriz protagonista. Hay que tener en cuenta que toda obra es hija de su tiempo y esta no es una excepción, motivo por el que ciertos hechos y actitudes hay que entenderlas en su contexto y su época social.

Los 60 siempre a la vanguardia

Por otro lado nos encontramos en esa fascinante década, cuando en Inglaterra y Estados Unidos (esta película es de allí) se estaba viviendo una revolución en muchos sentidos y más entre las mujeres. Por eso la joven protagonista lleva una falda más corta que otros personajes femeninos (la minifalda fue una símbolo de empoderamiento y liberación), vive sola sin tener interés alguno en las parejas y trabaja como organista en una iglesia sin tener fe de ningún tipo en el credo. Hechos que hoy son comunes y habituales pero no tanto en su momento, aunque los personajes femeninos con personalidad propia y carácter surgieron con fuerza en ese época, como Emma Peel de Los vengadores o Uhura de Star Trek.

Y al terminar la proyección hubo aplausos, dudas y comentarios de un público al que la película había sorprendido. Una muy buena elección que recupera una obra de culto que es más desconocida de lo que debería, una que además ha influido de forma evidente a trabajos posteriores y que en algún punto incluso se roza con El prisionero en su propuesta y puesta en escena.

Hasta esta experiencia desconocía el festival Zaragoza Fear, salvo por algún comentario del amigo que me propuso acudir, pero tras esta ocasión creo que intentaré ir siempre que pueda. Además, para diciembre preparan tres proyecciones de cine de ciencia ficción de los años 50 con Ultimátum a la Tierra de Robert Wise y es imposible no acudir a la llamada de semejante clásico.

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