Portada de 13 maldiciones de cine. Créditos. Redbook Book Ediciones.
Hay libros, como 13 maldiciones de cine, de los cuales te enamora la portada, y por eso te decides por ello, con la grata sorpresa de luego lo que te encuentras dentro. Para los que somos aficionados al cine y a las curiosidades que genera, una obra como esta es una buena aproximación con la que luego hacer un trabajo de documentación y ahondar en aquellos detalles que nos hallan llamado más la atención.
Y es que los autores (David Luna a los textos y Rebeka Elizegi en el apartado gráfico de collages) se han decantado por 13 maldiciones de cine justamente por toda la mitología que tiene asociada el número 13, pero como ya indican (tanto en la introducción como al final), en esto de las maldiciones y el cine hay probablemente para llegar a las 666 (otro número relacionado con lo fatídico), pero tenían que ponerse un margen y acotar.
Hay curiosidades que citan en este libro que admito que ya sabía, pero otras no las conocía, aunque quizás yo matizaría el 13º capítulo (el dedicado a la saga Harry Potter), donde quizás no se nota tanto lo del destino fatídico en comparación con otros capítulos, donde sin duda alguna resulta más evidente, aunque solo sea por haberse generado una leyenda popular referente a los mismos (siendo evidente en la trilogía Poltergeist).
La edición de esta obra se nota que ha sido cuidada al detalle, con letras que recuerdan a los espectáculos de Broadway. Y además estamos ante un libro interactivo, porque hay unos códigos QR con temas musicales relacionados con las películas o los temas tratados en cada capítulo, que son sin duda un excelente complemento para escuchar mientras se lee el texto correspondiente, que tampoco son muy extensos.
13 maldiciones de cine comienza con un clásico como el Nosferatu de Murnau (que ha tenido un remake más o menos reciente a manos del director Robert Eggers), en donde se citan detalles tales como por ejemplo la lucha que tuvo la viuda de Bram Stoker para hacer desaparecer dicha película, al adaptar el clásico Drácula de su difunto esposo pero cambiando multitud de detalles para ahorrarse de pagar los derechos de autor.
13 maldiciones de cine, y por tan solo citar unas pocas
Le siguen dos películas tan diferentes como El mago de Oz (en su versión de 1939) y el Superman de 1978, ya que ambas han generado una historia interior tan curiosa o más que la que muestran sus imágenes. En el primer caso su rodaje se convirtió en un infierno, por multitud de detalles que se citan, que vienen a demostrar que cuando algo puede salir mal, no hace falta mucho esfuerzo para que las cosas empeoren aún más.
En el caso del film dedicado al kryptoniano superhéroe de DC la cosa está más clara (y es más conocida) al ser algo más reciente: la desgracia que tuvo el actor Christopher Reeve (que encarnó a Superman en ese film y sus tres posteriores secuelas), con un accidente de equitación que lo dejó postrado en una silla de ruedas para el resto de sus días. De todas maneras hay espacio para más detalles agoreros, algunos más conocidos que otros.
En Hollywood siempre ha habido muertes trágicas que convierten a los difuntos en mitos: en 2008 ocurrió con Heath Ledger tras encarnar al Joker en El Caballero Oscuro, muriendo antes del estreno del film. Pero si hay todo un clásico en eso de «vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver» es sin duda el actor James Dean, que falleció en un accidente automovilístico con 24 años y apenas tres películas en su filmografía.
También hay espacio como títulos de los que no conocía del todo su agorero devenir, como por ejemplo El conquistador de Mongolia de 1956. Basta con citar como ejemplo el hecho de que se rodó en un terreno con peligro radioactivo latente, ya que en él se habían realizado pruebas nucleares, pero los responsables no le dieron la importancia que merecía, De los 220 miembros del equipo, 91 tuvieron cáncer… y eso sin contar los extras.
Como en esto de las maldiciones se supone que es el demonio el que mete mano, no podían faltar títulos relacionados con ello: aparte de la antes citada Poltergeist también hay espacio para clásicos como La semilla del diablo, El exorcista y La profecía. En todos los casos con una retahíla de anécdotas realmente curiosa, como ocurre con el fatídico destino de Bruce Lee, y décadas después de su único hijo Brandon Lee.
Admito que lo que se me hizo más curioso fue el capítulo dedicado a Atuk. Si no os suena no es preocupéis, es que de hecho esa película jamás se realizó, pero si aparece en este libro es para demostrar la fatídica suerte que la rodea, ya que durante décadas (y con diferentes actores implicados) fue un proyecto en ciernes que siempre se quedaba colgado debido a la fatídica muerte de los que la iban a llevar a cabo.
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Crítico especializado en cine y cómic, aunque no tiene problema en lanzarse a leer libros y opinar sobre ellos, siempre de forma constructiva y con educación. Bien conocido en el mundo de la divulgación por su alias, El Chacal, y su blog El Blog del Chacal donde comparte sus reseñas y conocimientos. ISNI 0000 0005 2401 3399


