No voy a ser objetivo, ni siquiera intentaré ser neutral. Siendo sincero, creo que no podría y lo mejor es decirlo desde ya.
Alicantardis ha sido el primer evento al que he ido en calidad de autor invitado, y ha sido una experiencia realmente fantástica, en gran medida por el equipo y voluntarios que han hecho posible la celebración, y sin duda por David Amoedo, fuerza motora detrás de todo ello.
Realmente todo comienza meses antes, cuando él me preguntó si era posible que acudiera hasta allí para dar una charla y firmar ejemplares de “Los sesenta no pasan de moda”, por mi parte estaba encantado y le comenté que podía contactar con mi editorial (Dolmen) para ver si querían ayudar para que fuera y promocionar el libro.
Pero aunque su respuesta fue negativa, David estaba decidido a llevarme hasta allí, y así me encontré el viernes 24 de octubre de 2014 subiéndome a un tren con destino Alicante. Cinco largas horas, aunque peores fueron las doce para Buenos Aires, llegué y allí estaba esperándome.
Un abrazo. Demasiado habíamos hablado como para zanjarlo con un simple apretón de manos. Me dejó en el hotel para que descansara, y unas horas después él y su novio me recogieron para tener una cena distendida y relajada, hablando de cine, series, amores, política y todo tipo de temas. Nadie diría que nos acabábamos de conocer.
Pero el día fuerte era el sábado, ya que había que ir hasta Novelda, localidad en la que se celebraba la segunda edición de Alicantardis. Allí estaba ya la TARDIS esperando, el resto de la organización, voluntarios y los diferentes stands de tiendas.
¿Y qué decir? Que fue un evento realmente divertido, que destilaba buen rollo por todas partes, en el que se veía que la gente disfrutaba a cada momento, y en el que quedó claro que al terminar se quedaron con ganas de más.
Además de comprar material en los puestos, el que quisiera podía participar en el concurso de cosplay (del que por algún motivo fui juez) del que resultó ganadora una muchacha a la que apodamos “chica Capaldi”. No solo por su caracterización, que hasta llevaba una cuchara, también por la actuación que preparó con otras participantes en la que bailaron (sí, el Doctor, Clara y el anterior Doctor dándolo todo) y se llevaron sus merecidos aplausos al terminar.
Por supuesto había talleres en los que los asistentes podían hacer su propio material sobre la serie, o aprender a dibujar algunos personajes gracias a las enseñanzas de Deborah Picher; sin dejar de lado las proyecciones, juegos de rol y otras actividades habituales en este tipo de eventos.
Personalmente lo que más me interesaba eran las charlas, de la que tengo que destacar la que hicieron los chicos de McFly Camisetas, sobre los villanos más chuscos que han pasado por toda la serie, y si eres habitual de esta ficción, sabrás que son muchos.
Tras todo esto, llegaba el turno de hacer el sorteo cuyos beneficios serían donados a la Asociación de Fibromialgia de Novelda. Pero todavía quedaba un buen montón de fotos por hacerse, conversaciones que terminar, y amistades por empezar.
Un día, nada más que un día.
