Fotograma de Sting: Araña asesina. Créditos: Diamond Films.
En un primer momento, y sin datos previos, lo de Sting: Araña asesina me llevó a pensar en el cantante y músico británico homónimo, aunque ello es una mera casualidad. Si uno se queda con la traducción del término (que sería aguijón), eso ya parece más coherente de según que tipo de insectos, por lo que uno puede entender la lógica de que la protagonista le ponga en un inicio dicho apelativo a lo que supone una simple arañita.
La criatura que aparece en esta película está basada en la araña de espalda roja australiana (país de origen del presente film), también conocida como Viuda Negra (y que toma como estandarte el personaje homónimo de Marvel) El director de este film, Kiah Roache-Turner, lo escogió como referencia para el diseño de la criatura monstruosa que aparece aquí, si bien queda claro desde su mismo inicio que sería de origen extraterrestre.
El cine fantástico de serie B (la catalogación más lógica donde situar a una propuesta como esta) ha mostrado todo tipo de aberraciones animales para asustar al público. En su momento una de las excusas más comunes era la radiación, para maximizar todo clase de bicho (ahí está el popular Godzilla), pero ahora mismo cualquier pretexto es bueno. En el caso de los arácnidos podemos decir que se las ha visto de todo tipo y tamaño a lo largo de las décadas.
Sting: Araña asesina, cuidado con según que bichos
En este caso tenemos un único escenario, una vetusta comunidad de propietarios de Brooklyn, la cual se encuentra más o menos aislada por un tremendo temporal de frío y nieve que está asolando la ciudad. Eso se mantiene en sus ajustados 92 minutos, lo que me recordó a la película Rec, pero digamos que sus homenajes derivan de forma más clara hacia la franquicia Alien, con detalles (entre otros) como unos conductos de ventilación muy similares.
Pero lo curioso está en el mismo nombre que se le pone a la criatura: la joven protagonista lo toma en referencia a una daga élfica del universo de Tolkien, que aparece tanto en El Hobbit como en El Señor de los Anillos. Lo llamativo es que dicho ser, realizado con efectos prácticos (no CGI) está realizada por Weta Workshop, los responsables de los efectos especiales de la trilogía de Peter Jackson.
Charlotte (interpretada por Alyla Browne) es una adolescente de 12 años que en una de sus peripecias por el edificio encuentra una pequeña araña y se la queda como mascota. Entre una cosa y otra pronto se desmadra la situación, y a partir de ahí la película deviene una muestra de solvente serie B, donde quizás su fallo radicaría en una pobre caracterización de los personajes.
Humanos que resultan meros peones para el monstruo resultante
Eso se hace evidente con el personaje del exterminador encarnado por Jermaine Fowler, donde el film coquetea con la comedia absurda. Además, que los excéntricos moradores del edificio donde acontece la acción pequen de simplicidad, lleva a que el drama de familia disfuncional sobre el que gira la línea argumental más primordial provoque indiferencia, aunque ello derive en un previsible arco de redención y reconciliación.
Pero pese a algunos diálogos ridículos, así como motivaciones absurdas de según que personajes, en resumen se puede decir que resulta fiel a lo que plantea: un sencillo y solvente entretenimiento, que quizás con mayores pretensiones hubiera derivado en un resultado más destacable.
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Crítico especializado en cine y cómic, aunque no tiene problema en lanzarse a leer libros y opinar sobre ellos, siempre de forma constructiva y con educación. Bien conocido en el mundo de la divulgación por su alias, El Chacal, y su blog El Blog del Chacal donde comparte sus reseñas y conocimientos. ISNI 0000 0005 2401 3399
No creo que la vea, soy aracnofóbico…
Entonces mejor que no. No pases un mal rato a lo tonto.
No es especialmente explícita en los ataques de la araña hipertrofiada, de hecho que el bicho esté hecho con efectos especiales prácticos (y no CGI) la acerca a esos films de antaño que vistos hoy en día provocan más curiosidad que pavor.