Imagen promocional de la nueva aventura gráfica de Sherlock Holmes. Créditos: Cosmocover
Los videojuegos llevan décadas experimentando con nuevas formas de contar historias, al igual que hizo Arthur Conan Doyle en sus trabajos de Sherlock Holmes, pero de vez en cuando aparece un título que no solo rompe las reglas, sino que directamente se ríe de ellas. Eso es lo que promete Crushed in Time, el próximo proyecto de la pequeña desarrolladora francesa Draw Me A Pixel, presentada en la Gamescom. Una aventura que se define como un “metamisterio”, heredera del espíritu de There is No Game, aquel experimento tan peculiar que acabó vendiendo más de un millón de copias.
En esta ocasión, la compañía da un paso más y ofrece a los jugadores un viaje tan absurdo como ingenioso, en el que las normas del point-and-click se estiran hasta el límite.
Sherlock Holmes, Watson… y un personaje perdido
La trama no puede ser más surrealista y a la vez más coherente dentro del universo que propone el estudio. Sherlock Holmes y el doctor Watson, los mismos que acompañaban en la anterior entrega, regresan para investigar la desaparición de un personaje de un videojuego recién lanzado. Pero aquí lo llamativo no es el caso en sí, sino el escenario: la investigación llevará a los jugadores a recorrer distintas fases de la producción de un videojuego.
La idea es tan sencilla como brillante. En lugar de moverte por calles victorianas o laboratorios oscuros, explorarás departamentos de diseño, maquetas poligonales, prototipos inacabados y mundos donde las reglas cambian según la etapa del desarrollo. Como si Lewis Carroll hubiera cambiado el espejo por un monitor, Crushed in Time juega con la idea de meterse de lleno en la fábrica de sueños digitales.
Un juego elástico, literalmente
Draw Me A Pixel habla de una jugabilidad “elástica”, y no es solo una metáfora. Aquí no basta con hacer clic sobre un objeto: tendrás que estirar, empujar, arrancar o retorcer elementos del escenario para progresar. Los puzles están diseñados para invitar a la experimentación y a romper la lógica habitual del género.
Ese cambio de paradigma convierte al juego en algo más que una aventura cómica. Es un experimento que cuestiona qué significa realmente jugar a un point-and-click. Al mismo tiempo, mantiene una base accesible, pensada para que no solo los veteranos disfruten de los guiños y rarezas, sino también quienes se acerquen por primera vez a este tipo de propuestas.
Un estilo gráfico entre dos mundos
El apartado visual refuerza esa sensación de estar en un espacio que no termina de definirse. La estética apuesta por un aire caricaturesco, vibrante y lleno de color, pero juega con la duda: ¿es realmente un mundo en 2D? ¿o quizá en 3D? ¿qué significa un polígono en este universo tan elástico?
La propia narración se encarga de reírse de estas cuestiones, manteniendo un tono autoconsciente que recuerda a lo visto en There is No Game. En definitiva, el estilo gráfico no busca realismo, sino ser cómplice del humor irreverente que impregna toda la aventura.
Entre el humor y la reflexión
Aunque Crushed in Time se presenta como una comedia, no se queda solo en la broma. El juego promete momentos de reflexión sobre cómo se construyen los mundos digitales y qué papel jugamos los usuarios dentro de ellos.
Ese doble plano, el de la risa inmediata y la reflexión posterior, es parte de la identidad de Draw Me A Pixel. Ya lo demostraron con su anterior éxito, y ahora lo trasladan a una historia donde los protagonistas investigan un misterio que, en el fondo, es una excusa para que nosotros, los jugadores, nos preguntemos qué hay detrás de cada textura, cada animación y cada decisión de diseño.
Disponible en 2026
Todavía queda tiempo para su lanzamiento, previsto para 2026 en PC, pero los responsables ya invitan a añadirlo a la lista de deseos. No es extraño: títulos como este suelen ganarse a un público fiel que disfruta de propuestas que se atreven a salirse del molde.
En un mercado donde abundan las fórmulas conocidas, Crushed in Time aparece como un recordatorio de que el videojuego también puede ser un espacio de juego puro, un lugar donde experimentar, reírse de uno mismo y, de paso, reflexionar sobre cómo funciona la industria.
Un billete para lo inesperado
Quizá esa sea la mejor forma de resumir lo que propone Draw Me A Pixel: un viaje inesperado. Un billete para un tren que nunca sabes dónde te va a llevar, pero en el que la diversión y la sorpresa están garantizadas.
Y al igual que los casos de Sherlock Holmes, lo importante no es solo la solución, sino todo lo que ocurre durante la investigación. Aquí, lo que ocurre es que acabas dentro del propio videojuego, aplastado por el tiempo, pero con una sonrisa en la cara.
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