¿Cómo empezó todo? Esa es siempre la pregunta cuando uno se pone a leer una ficción. Sí, quizá en la propia trama se desvelen hechos y situaciones pero siempre queremos saber más. En el caso de Marvel Comics se trata de una larga historia que empezó hace décadas y que es en los años 40 cuando empieza a coger fuerza aunque sea a trompicones y con pasos inciertos.
Los tomos denominados Décadas intentan ser representativos de Marvel Comics en la década de turno y en la de los años 40 en la portada están, era inevitable, Namor y la Antorcha Humana, la original, lo que era (y es) un humano artificial (a estar alturas decir que es un robot o un androide se antoja extraño). Y no podían ser otros ya que ellos eran las dos grandes figuras de la empresa en aquellos lejanos tiempos en que Marvel Comics era el nombre de una publicación y no la editorial en sí.
Así este tomo sirve de perfecta máquina del tiempo para viajar al pasado, para adentrarse en lo desconocido, para vivir de primera mano todas esas aventuras. Y hacerlo a través del arte de… ¿quién sabe? Por desgracia cualquier lector sabe que en aquellos años el tema de acreditar obras no era siempre habitual, lo que es seguro es que parte del trabajo es de Bill Everett y Carl Burgos, los padres de ambas criaturas.
El universo compartido de Marvel Comics
Es en estas páginas donde el universo compartido de Marvel Comics empieza a tomar forma, no según es hoy en día con esa continuidad mimada y ese encaje de bolillos, más de una forma casual. O no tanto dado que gran parte de ello viene del cruce y enfrentamiento con Namor y la Antorcha Humana, agua y fuego, solo era cuestión de tiempo. Incluyendo esa terrible e impactante vez que el príncipe submarino inundó Nueva York.
Un Namor que es prácticamente un villano, totalmente iracundo, con unos parientes atlantes bastante diferentes a los que conocemos. De igual forma la Antorcha Humana es más belicoso de lo que suele y no duda en decir que querría ver muerto al que más tarde será uno de sus mejores amigos (el otro es el Capitán América). Otros tiempos, otros lugares.
Faltan secundarios
Ambos héroes, o antihéroes, eran los grandes personajes de Marvel (Timely, más bien) de los 40 pero se extraña a otros que también vivieron sus aventuras entonces. Por ejemplo el Capitán América o Miss América, ambos nacidos en aquella década y más tarde unidos en retrocontinuidad en el grupo Los Invasores, juntos a los otros dos y varios héroes más. Sí aparecen Ángel (Thomas Halloway, no el miembro de los X-Men), Kazar o el Patriota (Jeff Mace y no el Joven Vengador) pero no con historias propias, solo de fondo y en alguna viñeta perdida. Es cierto que es importante, es el nacimiento en toda regla de ese universo compartido pero también es una oportunidad perdida de acercar estos personajes al público actual.
En este punto viene al recuerdo el ya añejo volumen de DC Las mejores historias de la Edad de Oro que sirve justo a ese fin en la compañía rival. Un auténtico muestrario de ideas, personajes y autores de tal época, todo muy ecléctico y variopinto dando un tapiz que es todo un mosaico de historias en vez de centrarse por completo solo en dos personajes.
Un tomo para bucear
Décadas: Marvel en los años 40, con el subtítulos de La Antorcha Humana contra el Hombre Submarino, es puro buceo en lo más profundo, en ese pasado que se sabe que existe pero que pocas veces se muestra. La labor de reconstrucción de las páginas es una maravilla y no quiero saber el trabajo y tiempo que debe haber llevado. Una lectura estupenda para los que somos amantes de los clásicos y los originales, y una manera ideal de traer de vuelta unas aventuras que nunca debieron olvidarse.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012