Ebenezer Scrooge. Créditos: John Leech
Hay muchas historias de ficción escritas con la Navidad por motivo principal pero pocas, o ninguna, son tan icónicas como Cuento de Navidad. Una de esas joyas salidas de la mano de Charles Dickens que mejora cada vez que vuelves a ella, y de forma personal es mi relato predilecto de estas celebraciones.
Cada año por estas fechas me lo leo y cada vez encuentro nuevos matices, detalles y siempre, de forma inevitable, lloro ante la visión del pequeño Tim vencido por su enfermedad aunque sepa que ese funesto destino no llegará a suceder. Si nunca has leído Cuento de Navidad deberías hacerlo, aunque solo sea una vez en tu vida.
La figura de Ebenezer Scrooge
En la escritura de su autor hay precedentes a esta idea y al personaje de Ebenezer Scrooge pero es este el que ha pasado a la inmortalidad. Un hombre frío y avaro, odiado por todos y querido por nadie, pero es una situación que a él parece gustarle y que incluso disfruta de ella. Pero, como en otros tantos casos, la procesión va por dentro.
La suya es una figura que pasa de ser odiosa a trágica para terminar redimida y encontrando ese cariño y bondad que, potencialmente, todos tenemos dentro. Es la historia de un hombre roto y perdido que se recompone, de alguien que jamás pensaba en los demás y solo amaba sus posesiones aunque estas eran ninguna. Un hombre culto y bien educado, complejo y lleno de matices.
El espíritu de la buena voluntad
Cuento de Navidad trata sobre la Navidad, además de sobre los viajes en el tiempo (Scrooge vive uno, no es un sueño o una fantasía, los fantasmas, o espíritus, se lo llevan por las eras), pero más allá de las fechas trata sobre el sentido de la Navidad. Sobre la buena voluntad, sobre la alegría, sobre desear el bien a los otros, sobre amar a esos que están a nuestro lado como el divertido sobrino Fred.
¿Es una falsa buena voluntad? Eso se dice a veces, pero cuando sonríes a alguien, sujetas la puerta al vecino que va cargado con la compra o ayudas a ese ciego a cruzar la calle por muy falso que pueda ser la acción está ahí. A veces todo es cuestión de perspectiva, y de la decisión de enfoque vital de cada uno.
Cuento de Navidad, un relato inmortal
Cuento de Navidad se publicó en Inglaterra en un momento muy concreto y en gran medida el cómo se celebra y vive la Navidad viene de este relato. Con gran rapidez saltó a la fama, después pasó a otros países, se ha reeditado una y otra vez en formatos muy diferentes y es una de esas historias bien conocidas por todos, haya sido leída o no.
Eso sin olvidar la gran cantidad de veces que ha sido adaptada a otros medios como la radio, el teatro, las series de televisión, el cómic o el cine. Es en este último donde está la mejor revisión que se ha hecho: Los Teleñecos en Cuento de Navidad. Aquí Michael Caine da una versión inmejorable de Ebenezer Scrooge e incluso sale Charles Dickens interpretado por, ni más ni menos, que por El Gran Gonzo. Una visión del clásico que, aunque tenga canciones y teleñecos, logra entender bien su esencia y trasladar su espíritu más puro.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012
Cuento de Navidad es uno de mis libros favoritos, creí que era el único que se lo leía cada año. Hasta el 2008 solo había visto adaptaciones, incluida la de los Muppets, también me gusta mucho. Aunque Los fantasmas atacan al jefe… Esa la disfruto aunque sea una versión moderna. Precisamente, me voy por la última estrofa, justo después de que Scrooge descubre que morirá solo sin nadie que le llore ni le eche de menos…
Es una de las obras cumbres de la literatura. En entrevista, que tienes en docpastor.com-Amamos la Cultura Pop, el guionista J.M. DeMatteis comentó que es uno de sus relatos predilectos. Dickens es mucho Dickens.