M. Night Shyamalan es un director que alcanzó la fama gracias a El Sexto Sentido y eso mismo hizo que para mucha gente se quedara encasillado en el terror. El problema es que ese filme encaja más en el suspense, pero al haber elegido el tema de fantasmas nos inquieta. La muerte en sí nos resulta un tema tabú y que nos llena de miedo.

Esto hizo que posteriores trabajos del realizador a pesar de ser igual de recomendable o competentes no recogían el mismo recibimiento. No daban miedo. Claro, no debían darlo. De hecho resultaba sorprendente escuchar comentarios en esa línea al respecto de La joven del agua, que en toda medida era una película de fantasía con tintes de cuento infantil.

Llega ahora La Visita, nueva propuesta de este director que tiene una gran carga referencial hacia Hansel y Gretel, además de estar bañada de guiños para el público observador. Un tratamiento que en líneas recuerda a El Sexto Sentido y en el que mantiene ese desenlace final que lleva todo lo contado por derroteros parcialmente inesperados.

Hay que alabar la gran actuación de Deanna Dunagan como la abuela, veterana actriz que se ha prodigado poco por el cine pero a la que es un lujo ver. Logra crear un personaje que es a la vez dulce y aterrador, usando para sus propios fines la imagen tópica de dulce abuelita que todos tenemos en nuestra mente. Junto a ella está Peter McRobbie como su compañero sentimental, un hombre que cumple esa idea de abuelo grandullón y fornido de las películas americanas, casi como si de un viejo jugador de fútbol se tratara.

Ellos dos serán quiénes lleven el peso principal de la narración, no así de la trama ya que esta labor cae en los dos niños protagonistas, Olivia DeJonge y Ed Oxenbould, logrando aprobar el examen con muy buena nota. En todo momento su actuación resulta totalmente creíble, como dos nietos que visitan a unos abuelos que no conocían, claro que estamos en una obra de M. Night Shyamalan y todo empezará a complicarse de una forma que nunca pensaron.

No tan bien aguanta la historia en sí que se encuentra plagada de tópicos a lo largo del metraje. Algo que por un lado sirve al espectador para entrar en tensión pero que logra también hacer que sea muy previsible en todo momento, lo que resta valor a la experiencia al saber de antemano en qué momento va a venir el habitual susto. Claro que la relación familiar de fondo, que poco a poco se va explicando, ayuda a dar un toque de profundidad muy necesario evitando que estamos ante personajes totalmente planos.

La trama se va desarrollando poco a poco, con un misterio constante en el que el público no sabe realmente qué sucede al igual que los niños protagonistas. Un ritmo muy medido que va provocando una tensión constante, en algunos momentos relajada con unas buenas dosis de humor que ayudan a mantener al espectador atento a la siguiente escena.

La Visita no es la mejor película de M. Night Shyamalan, el constante uso de tópicos puede llegar a ser excesivo y cansino, pero cumple de sobra lo que prometía consiguiendo dar un producto entretenido que no defraudará a nadie.

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