Que Michael Caine se retire es una mala noticia, que lo haga con una película tierna y emotiva como La gran escapada (estrenada en Inglaterra en 2023 y en 2024 en España) es una buena noticia. Uno no siempre puede elegir cuál será su último trabajo y cuando este llega no siempre tiene la calidad que podría, no es así en este caso. El director Olive Parker (Supercañeras: El internado puede ser una fiesta, La importancia de llamarse Ernesto) y el guionista William Ivory (De profesión solteros, Pago justo) han sabido crear un producto bien cimentado, coherente y precioso desde todo punto de vista.
El hecho real
La historia no es de ellos, al menos no la base de la misma. Todo se inspira en un hecho real acontecido en 2014, justo en el 70º aniversario del Día D (acaecido el 6 de junio de 1944) cuando un veterano de 89 años se marchó sin dar aviso a nadie de la residencia en la que vivía para celebrar esta fecha. La preocupación de los trabajadores era que estuviera bien y en el momento en que todo se supo se tranquilizaron, pero de forma previa habían dado anuncio a las autoridades para iniciar su búsqueda.
Bernard Jordan, el nombre ficticio y el real es el mismo, había participado en las conmemoraciones de los 50 y 60 años y no deseaba perderse la de los 70, menos sabiendo que quizá era la última en la que podía participar. La noticia corrió por los medios, por Twitter y el antiguo combatiente que se marchó de incógnito volvió convertido en una estrella con el único deseo de regresar lo antes posible a los brazos de su esposa Irene (también se mantiene el nombre en el filme).
Dos actores veteranos
Michael Caine está magnífico en su papel de Bernard Jordan. Un hombre normal que solo desea dar un último adiós a sus camaradas, con las secuelas que un conflicto bélico deja (tema que está muy presente y que no siempre es tratado en la ficción) junto con un pesar que lleva décadas dentro de él. Su actuación es emotiva, humana y muy real. Sientes su dolor, sientes su alegría, y demuestra que aunque se retire bien podría seguir en activo hasta el día de su muerte.
Este sí es el caso de su compañera y esposa en la ficción Glenda Jackson, actriz que falleció el año pasado y estrena de forma postrera La gran escapada. Da vida a la divertida y en ocasiones traviesa Irene, lo hace con el talento que ha demostrado en más de medio siglo de carrera (empezó en 1956) con títulos como María, reina de Escocia o Domingo, maldito domingo.
La tragedia de la guerra
Hay que destacar también la actuación de John Standing. Da vida a otro antiguo veterano con su propia tragedia personal, se cruza en el camino de Bernard Jordan convirtiéndose en su camarada en este viaje como otros lo fueron en la guerra. Una forma de mostrar otro punto de vista y otras vivencias en torno al mismo tema y hecho.
Esto va un paso más allá con la inclusión de Victor Oshin como un veterano de guerra pero mucho más joven, uno que perdió una pierna por una bomba hace unos pocos años y que todavía lucha contra sus demonios internos. Este se convierte en un paralelismo claro entre dónde estaban, y algunos siguen, y dónde están. Una crítica nada oculta a la tragedia de la guerra y las muchas consecuencias de la misma.
Momentos emotivos
Y es que ya lo dijo el poeta Miguel Hernández, “Tristes guerras, si no es el amor la empresa”. La guerra no aporta nada, solo muerte y tristeza. Da igual el bando, nunca hay ganadores solo derrotados y vencidos. Esto mismo se ve en uno de los momentos más emotivos de todos cuando Bernard Jordan se topa en su periplo con unos militares alemanes. Ellos están allí por el mismo motivo que él, honrar a sus camaradas caídos pero ellos también estuvieron allí por el mismo motivo que él hace décadas, luchar por su país, seguir órdenes y no tener permitido ver en el de enfrente nada más que un enemigo.
Sin entrar en qué sucede en tal momento, dado que su fuerza e importancia debe ser vistas en la gran pantalla, sí puede indicarse que es una de las escenas más relevantes y duras del filme. Unos pocos minutos que dicen mucho sin decir apenas nada, una muestra de cómo somos, quiénes somos y qué podemos ser.
La despedida de La gran escapada
Puede que para algunos La gran escapada no sea la película que Michael Caine y Glenda Jackson se merecían para despedir sus carreras, a fin de cuentas solo es una historia de dos adorables ancianos y sus avatares diarios (aunque este sea hacer un viaje inesperado), ¿y eso es malo? No, nada de eso. La vida está llena de momentos y situaciones maravillosas tanto como de dolor y pérdida, eso es justo lo que ellos dos muestran con unas actuaciones a la altura de lo esperado en dos veteranos con tantos títulos a sus espaldas.
No es probable que La gran escapada sea una obra que cambie la vida a nadie, quizá ni siquiera esté en los habituales listados de mejores estrenos del presente año pero sí es una historia bien construida, coherente, con unas interpretaciones más que adecuadas y un precioso final que es el que debe ser. Una historia tierna y sencilla que es narrada por Olive Parker y William Ivory de una manera tierna y sencilla.
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