El cómic infantil en España tiene nombre, en concreto uno valenciano: Jordi Bayarri. Un autor que hace años se lanzó con su Colección Científicos llegando no solo a los niños de este país, también de otros tantos más como Rusia o Estados Unidos en una serie de tebeos que no deja de crecer.
¿Cómo ha sido la evolución de tu Colección Científicos?
Pues la verdad es que empecé con muy pocas expectativas, era un terreno que no conocía. Era un producto para chavales que yo, aunque quería hacer, tampoco tenía mucha idea, no había hecho nada así todavía. Y la verdad es que ha ido muy bien, está yendo muy bien.
Por un lado estamos consiguiendo poco a poco implantarlo en los coles, que era lo que más nos interesaba. Sobre todo gracias a los profes que están viendo que el cómic es una herramienta muy buena, que lo pueden usar y que hay cómics que les van muy bien para clase. Y por otro lado, gracias a nuestros agentes de derechos internacionales, que son los amigos de Grafito Editorial, estamos teniendo ediciones en otros idiomas. Tenemos en Rusia, en Francia, en Estados Unidos, en Polonia, en República Checa…
Ya que hablamos del valor didáctico del cómic, ¿a qué se debe que este país parezca seguir atascado en la concepción de este medio?
Es que aquí pesa mucho la tradición que tenemos del cómic, yo supongo que sería la segunda mitad del siglo XX cuando era solo un producto infantil de entretenimiento y no iba más allá. Luego con todo el boom que hubo de la novela gráfica, del cómic para adultos y tal, pues sí, se ha conseguido una cierta relevancia cultural, se le ha dado un valor pero se le ha dado un valor solo al cómic para adultos, a la novela gráfica.
¿Y el tebeo infantil?
El tebeo infantil sigue siendo una cosa que está un poco dejada de lado, no se le valora como se debería. Entonces, claro, hay como una situación muy extraña, porque el cómic para adultos sí está muy bien valorado culturalmente pero el cómic para infantil sigue siendo una cosa así como marginal, como de segunda categoría.
Es una lucha muy complicada porque tienes que conseguir que la gente diga “Sí, el cómic está muy bien, es un medio narrativo muy bueno, pero incluso el cómic infantil está muy bien y tiene una utilidad práctica”. Es muy didáctico, se le podría sacar mucho más partido del que se está sacando actualmente.
Recuerdo cuando lanzaste los primeros tomos de la Colección Científicos que a pesar de que se consideraba que el cómic era infantil prácticamente no se encontraba cómic infantil.
La sociedad en general lo consideraba algo infantil pero en cambio apenas se había materializado el cómic infantil. En aquella época yo creo que tirábamos principalmente de los clásicos, de Mortadelo y Filemón, lo que ya había, o cosas que venían de fuera rollo Astérix y tal, y no había mucho interés en publicar cómic infantil. Era una época en la que yo creo que en general el mundo editorial daba al cómic infantil por perdido por los videojuegos, internet… Digamos que los editores tiraron la toalla en plan “Mira, contra esto no podemos competir, así que vamos a pasar de intentarlo más, nos volcamos en el cómic para adultos que tiene mejor salida y está mejor valorado culturalmente”.
Es verdad que hubo un vacío bastante largo y cuando empecé había muy poquita oferta y no podía ser. Nosotros como profesionales del mundo del tebeo somos los primeros interesados en fomentar la lectura de cómics entre los niños, porque además de nosotros no lo va a hacer nadie, y nos tenemos que asegurar los nuevos lectores. El cómic para adultos está muy bien, pero es pan para hoy y hambre para mañana, al final los lectores adultos dejarán de comprar cómics cuando se les pase la tontería.
Fin de la primera parte de la entrevista con Jordi Bayarri.