Fotograma de Frankenstein. Créditos: Netflix.
Admito que le tenía ganas a este Frankenstein de Guillermo del Toro, ya que creo que estamos ante un director muy aficionado al género fantástico (en cualquiera de sus variantes), que cuando sabe hilvanar bien los elementos de los que parte, los resultados son tan destacados como en su día fue El laberinto del fauno o la Oscarizada La forma del agua, aunque no le ha hecho ascos a un tipo de cine más comercial como Blade 2 (sin duda la mejor entrega de la trilogía con Wesley Snipes) o las dos primeras entregas de Hellboy.
Pero en este caso habría un matiz: esta sería la nueva colaboración del director mexicano con Netflix, a los que les ha aportado su magistral versión de animada de Pinocho o la destacable serie antológica El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro, donde partiendo de una idea original suya eran varios directores los que se encargaban de los ocho episodios de su, de momento, única temporada. A eso hay que añadir el universo animado de Trollhunters.
Ser material para Netflix descarta, por tónica general, que se estrene en salas de cine, por lo que muchos temían que este Frankenstein no pudiera verse de esa manera. Pero Netflix, como ya ha hecho en anteriores ocasiones, sí ha permitido un estreno limitado con el que poder disfrutar esta película, y de camino probar suerte en la temporada de premios que se avecina (y una vez vista, sin duda hace méritos para conseguir unos cuantos).
Desde que se editó en origen en 1818 (de forma anónima, ya que no fue hasta la edición de 1823 que constó el nombre de su autora) la inmortal obra de Mary Shelley, Frankenstein o el moderno Prometeo ha tenido infinidad de adaptaciones en todos los medios, incluido el cine. La más mítica, que no por ello la más fiel, fue la de 1931 dirigida por James Whale y con Boris Karloff encarnando la imagen más icónica de la criatura.
En mi caso le tengo cierto aprecio a la de 1994 dirigida por Kenneth Branagh, y que surgió tras el éxito dos años antes del Drácula de Coppola, aunque careciendo del éxito de esta última (lo que cerró en aquel momento la opción de adaptar otros monstruos del imaginario de terror). En su momento la vi de estreno en cines, resultando fastuosa y con una banda sonora magistral de Patrick Doyle (destacando el potente tema The Creation).
Frankenstein de Guillermo del Toro, brillante y abrumadora
Con un personaje tan icónico dentro de la cultura popular, ¿que podía aportar Guillermo del Toro? Sobre todo su pasión, la pasión de aquel chaval mexicano de 7 años que vio por primera vez el clásico de James Whale, o que a los 11 leyó la novela original, quedándose fascinado. Su Frankenstein se presentó en la más reciente edición del Festival de Venecia, mismo certamen donde en 2017 recibió el León de Oro por la antes citada La forma del agua.
A nivel global este nuevo Frankenstein resulta magistral de forma abrumadora: su estética, su ambientación, su banda sonora o su fotografía son algunos de los detalles sublimes por los que destaca, haciendo mérito más que suficiente para su (escueto) transito por salas de cine. Quizás su hándicap más evidente estaría en una duración de 149 minutos, dividida en un breve preludio y dos partes, una para contar el relato de Víctor y otra para el de la Criatura.
Manteniendo un buen ritmo (lo cual no resta que podía haberse aligerado su metraje), uno pensaría que habida cuenta de todas las versiones previas (que van desde lo sublime a lo deleznable), esta adaptación lo tendría complicado. Pues no, acaba siendo la mejor de las últimas décadas, ya que honra al espíritu de la obra de Mary Shelley (aún siendo evidente el sello autoral de su director), a la vez que plantea una reflexión filosófica sobre el concepto de ser humano.
Y todo ello con un reparto brillante y totalmente entregado, destacando Oscar Isaac como Víctor Frankenstein y Jacob Elordi como su Criatura. Ambos representan las dos caras de una misma moneda: el primero sería un visionario educado por un padre déspota, lo que hace de él una persona arrogante e insensible. La Criatura, por su parte, se asombra por la belleza de las cosas y busca cariño, pero encuentra crueldad, incluso por parte de su progenitor.
Guillermo del Toro deja claro quien sería el verdadero monstruo al hacer que Elizabeth (Mia Goth), prometida del hermano de Víctor (y a la que este mira de forma indebida, teniendo en cuenta que será su futura cuñada) sea capaz de conectar con la Criatura más que quien le insufló vida. Puede haber ahí un cierto eco de la relación de la protagonista y el hombre-anfibio que mostró el mexicano en la antes citada La forma del agua.
En resumen esta nueva versión de Frankenstein sería otra obra maestra de Guillermo del Toro, que combina con acierto todos sus elementos, ofreciendo un resultado tan respetuoso con la esencia del original literario , como coherente con su filmografía. Entre sus múltiples referencias citar que el diseño de la Criatura está basado en el que hizo de ella Bernie Wrightson para la adaptación ilustrada de la obra de Shelley.
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Crítico especializado en cine y cómic, aunque no tiene problema en lanzarse a leer libros y opinar sobre ellos, siempre de forma constructiva y con educación. Bien conocido en el mundo de la divulgación por su alias, El Chacal, y su blog El Blog del Chacal donde comparte sus reseñas y conocimientos. ISNI 0000 0005 2401 3399