Portada de Un mundo bajo Muerte 2 con el Doctor Muerte en toda su gloria. Créditos: Panini/Marvel
Un mundo bajo Muerte sigue adelante para demostrar algo que todo lector de Marvel Comics ya sabía, que el Doctor Muerte es el mejor villano de todos los de esta compañía. Un enemigo digno de cualquier héroe que se precie, capaz de desafiar a los poderes cósmicos más elevados, tan presa de sus propios demonios como guardián de una moral férrea.
Este personaje nació, como otros tantos, como un simple malvado más al que enfrentar a los defensores del bien, a Los Cuatro Fantásticos para ser exactos, y desde su primera aparición había algo en él que le hacía destacar. Su porte regio, el pasado que le unía con Reed Richards y Ben Grimm, su plan que incluía un viaje por el tiempo… Sin saberlo Jack Kirby y Stan Lee habían creado oro puro.
Antes de seguir va un aviso: Si no estás al tanto de los acontecimientos recientes de Un mundo bajo Muerte no sigas leyendo. Se darán informaciones referentes a personajes y tramas.
La relación de Valeria y el Doctor Muerte
Ryan North, acompañado por las ilustraciones de R.B Silva (y el color de David Curiel), sabe muy bien qué está haciendo y, por el momento, lo que hace es una vivisección del Doctor Muerte. No es tanto mostrar al resto del mundo bajo su mando y sí más a él mismo, aunque esto sea a través de las vivencias y reacciones de otros. Una forma inteligente de hacerlo.
Esto sucede en este segundo número en el que su querida ahijada Valeria, hija de Reed Richards y Susan Storm, se reúne con él, con su tío Muerte, para hablar y charlar sobre qué está pasando. Ambos son dos de las personas más inteligentes del planeta y de las pocas que pueden confiar de forma abierta entre ellas, jamás tienen secretos y siempre se dicen la verdad. Con todo lo que eso conlleva.
La democracia y el reflejo de la anarquía
Es con ellos dos que se narra la trama principal de esta segunda entrega de Un mundo bajo Muerte con una conversación en la que el ahora gobernante del mundo reta a la muchacha a defender ante él la democracia. Y, como es de esperar, esta no sale del todo bien parada. Para el Doctor Muerte la democracia es igual que la anarquía solo que cambiando lo individual por lo colectivo, una aseveración sustentada en hechos que llega a resultar tan cierta como aterradora.
En muchas ocasiones se oye decir eso de que “La democracia es la dictadura de la mayoría”, con sus problemas y lugares de choque entre culturas como las fronteras que pueden marcar para siempre la vida de una persona según donde haya nacido. En este punto el Doctor Muerte tiene la solución: Fronteras abiertas. Todo el mundo es libre de vivir en el lugar que prefiera.
De momento es complicado decir que no tiene razón, que sus actos están equivocados y que el mundo no está mejorando bajo su mando. Un líder autoproclamado pero que no resulta autoritario, que respeta culturas y solo parece estar buscando el bien común. Es complicado ver cómo resolverá esto Ryan North, dado que no probable que se quede como gobernante eterno, pero… ¿quién sabe?
El poder de un villano
El poder y lo regio de este Doctor Muerte está presente y es palpable a cada viñeta, algo que es así gracias al trabajo de R.B. Silva. Un autor que siempre cumple y que sabe dar perfecta vida a las letras de su guionista, lo que en este caso le hace pasar en tan solo un segundo de lo épico a lo discreto, de lo heroico a lo costumbrista.
Destaca de entre todas estas páginas una en concreto, la primera en la que aparece Victor Von Muerte al encuentro de una Valeria que no duda en darle un abrazo. Una viñeta a toda página en la que el villano, con su capa de hechicero supremo, aparece fuerte y poderoso, casi mítico y más cercano a un dios que a un hombre. Aunque, como bien se sabe por la mitología clásica, las deidades siempre tienen mucho de humano, con sus flaquezas, secretos y debilidades.
Un guiño a las Secret Wars
Uno de los momentos más llamativos de este segundo número de Un mundo bajo Muerte es cuando su protagonista devuelve a Ben Grimm a su forma humana. Esto es algo que durante años su amigo Reed Richards intentó sin éxito, si acaso solo parcial, y que ahora parece haberse logrado. Pero tiene truco y el truco es que Ben Grimm hace mucho que aceptó su condición, superó su rencor, se labró una buena vida y está orgulloso de ser quién es. Así que esto más que un dulce es una manzana envenenada.
Hay que decir que con este hecho Ryan North hace un guiño muy directo a las Secret Wars pero no a las del cómic, a las de televisión, a las vistas en la serie de Spiderman de los años 90. En la misma se adaptó, con bastante fidelidad pero pasado por el filtro de la producción, la conocida maxi serie de Marvel Comics y en esos capítulos Ben Grimm volvía a ser humano como en el cómic. Solo que en esta ocasión, igual que sucede ahora, este hecho venía por el propio Doctor Muerte.
Un mundo bajo Muerte deja más preguntas que respuestas
Un mundo bajo Muerte sigue adelante con giros y alianzas inesperadas, con el ciudadano de a pie viendo cómo su opinión del actual regente global va cambiando y con Los Vengadores, en boca de su líder, asumiendo una verdad imparable: Están perdiendo. Ellos saben, o al menos eso consideran, que conocen la auténtica naturaleza del villano y eso es lo que les mueve pero mientras tanto el mundo va en otra dirección.
¿Quién está equivocado? ¿Los héroes? ¿Los ciudadanos? ¿Es cierto que el Doctor Muerte está haciendo lo mejor para el mundo? ¿Será capaz de mantenerlo con el pasar del tiempo? ¿Hay algún plan que oculto? De momento todo son preguntas, pocas respuestas y una gran paleta de grises que cubre cada una de las páginas de este evento.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012